pincha – Señales de humo / Thu, 29 Apr 2021 20:27:31 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.1.10 La yugoslava /2008/02/la-yugoslava/ /2008/02/la-yugoslava/#comments Fri, 29 Feb 2008 16:48:13 +0000 /2008/02/29/la-yugoslava/ Seguir leyendo La yugoslava ]]> La yugoslava es una joven estudiante e investigadora platense de ese universo sin límites precisos que desde hace décadas llamamos “rock nacional”, de viaje en la primavera de los ’80 por sus orígenes personales (Yugoslavia) y por los orígenes del rock (Inglaterra).

La yugoslava también viaja por los contornos inciertos de una historia cuyas características la han ido transformando en mito: la obtención de la Copa Intercontinental por parte de un, hasta ese entonces, humilde equipo de barrio, Estudiantes de La Plata, trofeo arrancado a los inventores mismos del fútbol en su propia casa; el estadio Old Trafford del poderoso Manchester United.

La yugoslava es, finalmente, la protagonista de la novela homónima de Esteban López Brusa, escritor tan platense y pincharrata como el partenaire de la yugoslava, quien, mientras ella realiza su periplo europeo, escribe una crónica conmemorativa del vigésimo aniversario de aquella epopeya futbolística.

No recuerdo otra novela en la que el autor se haya dado todos los gustos, pero que al mismo tiempo resista la tentación demagógica del panfleto y o el relato fácil y costumbrista. Al contrario, la novela de López Brusa exige un lector atento y entrenado.

Todos los gustos significa todos los gustos: la épica pincha, la explosión ricotera, la historia de amor; me cuesta trabajo imaginar otro novelista que se atreva a incluir en su ficción algo semejante a la reescritura tribunera de la Caperujita albirroja y el Lobo Feroz, que es metafóricamente ultrajado por la niña mediante la exhibición del video de aquella final del año ’68.

(De hecho, nadie que no esté familiarizado con el folcklore futbolístico de La Plata entenderá el párrafo precedente: el Lobo representa a Gimnasia y Esgrima, el rival clásico de Estudiantes de La Plata, y ambos equipos tienen su estadio en el bosque de la ciudad).

Es la época de Un baión para el ojo idiota de Patricio Rey y sus redonditos de ricota, de los recitales de presentación del disco en el estadio Atenas de La Plata (recital del que recuerdo la caída de una columna de iluminación a causa de un fanático que había trepado a ella, forma larga e innecesaria de decir que estuve allí), del preludio de las grandes manifestaciones rockeras. Mirándose en el espejo del Estudiantes del ’68, la yugoslava pretende mojarles la oreja a los inventores del rock, en su propia casa, no ya con Zubeldía y la bruja Verón, sino con Skay y el indio Solari.

El libro tiene, a mi juicio, sólo dos posibles lectores: el platense pincharrata que descubrirá una referencia a su propia historia en cada capítulo (el bosque platense y el zoológico, aquella boa que escapó de su cautiverio, el recital de los redondos, el mito del Mariscal Tito alentando a Estudiantes en la tribuna de calle 1, el descubrimiento de un inesperado sentimiento pincha en Manuel Puig, la poesía “Porteño y de Estudiantes”, de Humberto Constantini, el repaso de aquella epopeya y hasta las canciones de la hinchada -ciertamente, López Brusa se ha dado todos los gustos), o el agnóstico del fútbol. Presumo que para un tripero puede ser ciertamente insoportable todo aquello que en similar medida nos reconforta a los pinchas (de hecho, quien por primera vez me recomendó el libro fue un tripero que suele regalarlo a sus amigos del bando contrario, pero confiesa no haber podido pasar del epígrafe). Más allá de pinchas y triperos, quien no participe de esta rivalidad no se encandilará con estos guiños que escribe López Brusa para aquél público pero por el mismo motivo percibirá con mayor nitidez otras historias presentes en la novela, otros hilos que van hilvanando el paso de las páginas y que sobreviven con éxito en una superficie tan platense y tan pincha.

Hechas estas salvedades, lo recomiendo vivamente. Editado por “El cuenco de plata”, no se consigue con facilidad, aunque me consta que no está agotado: debe insistirle a su librero amigo.

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De vuelta de vacaciones /2007/02/de-vuelta-de-vacaciones/ /2007/02/de-vuelta-de-vacaciones/#comments Thu, 08 Feb 2007 01:43:41 +0000 /?p=134 Seguir leyendo De vuelta de vacaciones ]]> Luego de unas semanas de vacaciones, paseando por algunos de los maravillosos lagos de la patagonia (en particular, los lagos Huechulafquen y Traful), vuelvo a la rutina, al trabajo y a la tarea de actualizar, cada tanto, este blog con notas que, vaya sorpresa, se leen mucho más que lo que uno espera.

La primer nota de unas cuantas que tendrán que ver con las vacaciones será dedicada a dos maravillas: las propias vacaciones, como es natural, y la euforia pincharrata.

La crónica es muy breve: tan sólo dos días después de asentar nuestros reales en las orillas del lago Huechulafquen, en el camping de Bahía Cañicul, veo pasar a una pareja que buscaba lugar para acampar, el marido llevaba una camiseta con el escudo de Estudiantes. Se acercan para preguntar alguna cosa, y al momento de contestar lo saludo con el apodo de campeón. Cómo no, me reconoce al instante como un par, un socio, un amigo. “Después te traigo un regalo”, anuncia enigmático y se va.

Nos volveríamos a encontrar al momento de refugiarnos de una tormenta impiadosa, en el quincho del camping cuyas paredes filtraban el agua de la lluvia casi como si fueran de papel. El regalo en cuestión era un afiche doble que hacía refrencias al 7 a 0, al campeonato y a la mística pincha.

Sobrevivió a la noche de tormenta quién sabe cómo. Llegamos algunos días después al lago Traful, y lo recordé cuando entré a la proveeduría Arroyo Blanco (una de las dos o tres proveedurías de Villa Traful) y encontré un foto del equipo campeón colgada en una pared. Ya la empleada de la oficina de información turística nos había contado que en la estación de servicio (única en la aldea, cuyos viejos surtidores no reconocían marca alguna, ni Repsol, ni Esso, ni Shell, ni Petrobrás), un grupo de exaltados había festejado el campeonato, toda una novedad para un pueblito de unos 400 habitantes.

proveeduria traful

Les prometí un regalo, tal como el chino había hecho conmigo en el Huechulafquen, y uno o dos días después volví con el afiche. Lo dediqué, por supuesto, “a los campeones de la patagonia, flia. Lorente”, y en el acto los dueños de la proveeduría limpiaron una pared de almanaques, listas de precios, papeles varios y pegaron el afiche para presidir el recinto y recibir a los clientes, incluso, a los pobres triperos que pasaban por ahí huyendo del entusiasmo rojiblanco y se chocaban, otra vez, con él.

proveeduria traful

Me tocó estar adentro cuando un incauto de remera azul y blanca entró a buscar víveres. Tomó una o dos cosas de las góndolas, y de pronto, un desafortunado movimiento estrelló el afiche contra sus ojos. El rostro del pobre tripero mudó a una expresión de desaliento difícil de describir, y luego de unos segundos entregó lo que tenía en sus brazos a sus amigos para salir de inmediato. Se sentó en la puerta de la proveeduría y no volvió a entrar para -supongo- evitar toparse otra vez con el recuerdo de su pesadilla.

Es que debe ser complicado viajar 1.600 kilómetros para descubrir que el campeón sigue siendo el mismo, que el siete a cero siempre sucedió y que en todos lados habrá alguien que lo recuerde con júbilo.

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Campeones /2006/12/campeones/ /2006/12/campeones/#comments Mon, 18 Dec 2006 21:52:29 +0000 /?p=131 Seguir leyendo Campeones ]]> El 21 de febrero de este año, Estudiantes de La Plata fue el afortunado protagonista de un partido por la Copa Libertadores de América, en el que, luego de estar 0-3 abajo en el marcador contra el peruano Sporting Cristal, terminó 4-3 con un segundo tiempo que ratificó el espíritu copero del equipo pincharrata.

Al día siguiente de aquella noche épica, escribí, recordando un resultado similar en el año 1967 contra Platense que abrió la puerta a una carrera deportiva inigualable: “Si es el inicio de una nueva gesta, sólo el tiempo lo dirá”.

Pues bien, el tiempo ha comenzado a hablar: Estudiantes de La Plata se ha consagrado Campeón del Torneo Apertura de Primera División en un final de campeonato que será recordado largamente por propios y extraños.

Faltando sólo dos fechas para la finalización del campeonato, el poderoso Boca Juniors llevaba cuatro puntos de ventaja sobre su perseguidor, que infatigable, venía de recorrer una seguidilla record de diez triunfos consecutivos en su intento de dar caza al puntero. Pero Boca, inconmovible, seguía mirando a sus rivales desde arriba.

Cuando parecía que el pincha debía conformarse con una gran campaña, un hombre que calzó en Estudiantes como un traje a medida, el Cholo Simeone, arengó : “Aquél que no crea, que se quede en su casa”. A todos, menos a sus dirigidos encabezados por un jugador emblemático como Juan Sebastián Verón, y a los seguidores pincharratas, la frase les pareció mera pirotecnia demagógica.

Es que Boca no sólo llevaba 4 puntos cuando restaban apenas 6 en juego: además iba por su primer tricampeonato con una plantilla de estrellas que ya no recordaban lo que era perder.

Belgrano, un equipo cordobés alejado de las luces del centro, arruinó el primer festejo, pese a que Estudiantes perdió dos puntos en el último minuto de su partido con Argentinos Juniors, y en el partido final, mientras Boca perdía con Lanús en su propia cancha, Estudiantes lograba otro triunfo emocionante frente a Arsenal de Sarandí.

El obligado partido desempate, una final como hacía décadas no se veía en la Primera División del Fútbol Argentino, comenzó con gol de Boca, a manos de un ex-pincha -Martín Palermo- que jugó angustiado los noventa minutos, y terminó con goles del Príncipe José Sosa y del indestructible Mariano Pavone, para dar paso a una vuelta olímpica que mereció la emoción del pueblo pincha y el aplauso respetuoso de gran parte de la parcialidad boquense.

Los ciclos de Estudiantes se dan, parece ser, cada 20 años, o poco más. Primero fueron los dirigidos por Zubeldía, que desde 1967 a 1970 ganaron todo lo que jugaron, luego, entre 1982 y 1983, entre Bilardo y Manera superaron al propio Boca de Diego Maradona. Luego del campeonato obtenido el miércoles pasado, ya no dudo ni apelo a esa excusa pusilánime de esperar el veredicto del tiempo: amigos futbolistas, comienza una nueva gesta albirroja, un tiempo de fiesta para los que llevamos esa camiseta.

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Siete a cero /2006/10/siete-a-cero/ /2006/10/siete-a-cero/#comments Wed, 18 Oct 2006 01:19:21 +0000 /?p=118 Seguir leyendo Siete a cero ]]> Borges imaginó, en uno de sus tantos escritos sobre el tema, un cielo y un infierno idénticos: la contemplación infinita de una imagen que será “para los réprobos, Infierno, para los elegidos, Paraíso”.

Para nosotros, simples mortales seguidores de un equipo de fútbol, esa noción del cielo y del infierno es tan obvia como conocida. Como sucede cada tanto, este domingo 15 de octubre de 2006, un mismo partido, la misma pelota tocando tantas veces las cuerdas de la misma red, ha sido paraíso para unos, cruel averno para otros.

Siete goles, los siete del mismo equipo en un partido clásico que enfrenta desde hace cien años a las mismas instituciones antagónicas, son siete explosiones de júbilo incontenible para unos, siete puñaladas dolorosas para otros. Quizás Borges haya pensado en el rostro amado cuando pensó en el cielo y el infierno, sin embargo, la alegría, humillación, éxtasis, desahogo, indignación, soberbia y súplica, sentimientos todos que rodean un clásico de semejante desequilibrio, no por efímeros son menos importantes que el anhelado amor.

Estudiantes había comenzado mejor el año. Un serie de hazañas en la Copa Libertadores lo había acercado a las gestas históricas del club, si bien trastabilló en los cuartos de final frente al poderoso San Pablo. Gimnasia, luego de un final de campeonato tumultuoso a fines de 2005, en el que acarició una vez más, sin éxito (también una vez más), la cima del podio, regresó a la competencia internacional con su participación en la Copa Sudamericana. Los dos competidores, al entender de la prensa especializada, llegaban en óptimas condiciones.

Para el pincha, el clásico tenía un condimento especial: era su primer partido de regreso a su ciudad luego de varios meses de exilio en la vecina ciudad de Quilmes; debido a un conflicto con las autoridades municipales, que le negaban la posibilidad de refaccionar su estadio, Estudiantes se negó a utilizar el estatal Estadio Ciudad de La Plata y prefirió trasladar su localía lejos de su tierra y sus afectos.

En septiembre, la resistencia pincha logró un esforzado acuerdo que le abrió nuevamente las puertas de su ciudad, y el 15 de octubre, en su primer partido luego del exilio, Estudiantes y La Plata se agasajaron con siete goles favor, ninguno en contra, frente al rival de siempre. Nunca un clásico había tenido ese resultado. Nunca un clásico de la Argentina: ni Boca y River, ni Independiente y Racing, ni Rosario y Newells, ni San Lorenzo y Huracán.

El infinito Calderón, con tres goles; Galván, con dos, el inoxidable Pavone y el payasito Luguercio, implacables, sellaron la suerte del Lobo, acompañados por un conjunto templado por Simeone, conducido por la brujita Verón y protagonizado por un conjunto de jugadores contagiados por su temple y costumbre de campeón, que lo ha sido dondequiera que fuese.

Del otro lado, decepción y angustia. Nada que decir al respecto, he esperado dos días para escribir algo a fin evitar la tentación obvia de la gastada, tengo muchos amigos refugiados bajo esa bandera y lo cierto es que si se tratara sólo de un traspié deportivo me subiría a la cargada fácil. Pero temo que sea un síntoma más de un desbarranque institucional y ése es un terreno más delicado.

Para los pincharratas, una caricia más para el alma. Una de tantas que ya fueron, una de tantas más que están por llegar. Diez meses fuera de La Plata, y a la vuelta, goleada siete a cero y los sueños más vigentes que nunca.

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Mística /2006/02/mistica/ /2006/02/mistica/#comments Wed, 22 Feb 2006 14:21:05 +0000 /?p=80 Seguir leyendo Mística ]]> Hasta el 3 de agosto de 1967, Estudiantes de La Plata era un equipo de fútbol más. Tenía, como todos, sus viejos héroes y una módica historia: una delantera famosa cuyos integrantes eran apodados “los profesores”, artilleros famosos como el Payo Pellegrina y el Beto Infante, un arquero célebre como Ogando, y no mucho más. La ciudad de La Plata era mucho más provinciana que ahora y los pincharratas, apenas un equipo chico del interior.

Esa noche de 1967, en cancha de Boca, Platense y Estudiantes se enfrentaban por las semifinales del Campeonato Metropolitano. Cuentan las crónicas que el equipo de Angel Labruna fue muy superior durante la mayor parte del encuentro, al punto que comenzado el segundo tiempo el resultado era de 3 goles contra 1 a favor de Platense. Sin embargo, el pitazo final encontró un sorprendente 4 a 3 a favor de Estudiantes de La Plata.

No fue un partido más para ninguno de los dos clubes: Platense recuerda esa noche como el punto más alto de su historia, Estudiantes como el prólogo de una saga que se inauguró a los pocos días con la obtención de ese campeonato frente a Racing (primera vez para un equipo chico en un deporte que hasta ese entonces tenía dueños), y siguió con la obtención de la Copa Libertadores de América y la Copa del Mundo. A partir de esa noche, el pincha dejó de ser un modesto equipo del interior para levantar el máximo trofeo en las narices de los inventores de fútbol, en el mítico estadio de Old Trafford frente al Manchester United.

Ayer a la noche los fantasmas de la Bombonera visitaron el estadio de Quilmes, donde Estudiantes hace de local, y muchos veteranos sintieron que la historia, a casi 40 años de aquél partido iniciático, volvía a comenzar. Por la Copa Libertadores, se enfrentaron el Sporting Cristal, de Perú, y Estudiantes de La Plata. El primer tiempo fue baile peruano, incluyendo tres goles que destrozaron los nervios y -casi- las ilusiones de los pincharratas.

Cuando comenzó el segundo tiempo, empujados por una hinchada infatigable que se resistía a creer en el resultado y también por su propia vergüenza, los jugadores parecieron ser otros. El infinito Calderón cambió penal por gol, y luego de una pared con el príncipe Sosa (que anoche volvió a insinuar que alguna vez se convertirá en Rey), señaló el segundo gol y el camino a sus compañeros.

Pavone recogió el guante y de media vuelta clavó el tercero, y cuando el reloj ya marcaba los 45 minutos reglamentarios, el payasito Luguercio decretó el triple milagro del gol, del triunfo y del festejo inagotable del pueblo pincha.

Si es el inicio de una nueva gesta, sólo el tiempo lo dirá. Mientras tanto, a mí y a tantos otros, este partido no me lo quita nadie. Y por razones obvias de la cronología personal, ya no como lector de las crónicas épicas del pasado sino felizmente como testigo.

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Rutina futbolera /2006/01/rutina-futbolera/ /2006/01/rutina-futbolera/#respond Wed, 04 Jan 2006 11:30:16 +0000 /?p=55 Seguir leyendo Rutina futbolera ]]> No hay nada más caprichoso que un hincha de fútbol.

Incluso la condición de ser hincha de uno u otro equipo es en sí misma un capricho: de haber nacido un par de cuadras más allá, haber tenido otros compañeros en los primeros años de la escuela o simplemente un padre o tío o quien fuere que haya asumido su rol de evangelizador, de otro equipo, y hoy los colores que se nos antojan los más queridos quizás merecerían nuestro desprecio.

Pero lo cierto, y lo interesante, es que a partir de esa definición construimos todo un edificio de argumentos tan caprichosos como esa elección para justificarnos en nuestra afición y repudiar a los contrarios. El devenir de partidos, torneos y campeonatos terminan haciendo evidente el carácter caprichoso de estos discursos, pero seguimos creyendo en ellos como si fueran palabra sagrada.

Por ejemplo: los hinchas de Independiente exaltan el buen juego, la destreza técnica y la estética menottista. El lema es jugar bien, arriesgar y, si es posible ganar. Ni las sucesivas desventuras del propio Menotti en su club no hicieron mella en esta convicción. Y resulta que ahora están fascinados con Falcioni, técnico amarrete si los hay, cuya táctica a lo largo del torneo Apertura 2005 consistió en defender con nueve jugadores y patear la pelota lejos para ver si la agarraba Agüero. Sin embargo, siguen haciendo gala de su paladar negro.

Los triperos siempre han sostenido que no les importaba conseguir un campeonato si eso era en base a las supuestas malas artes de las que habríamos echado mano los pincharratas cada vez que obtuvimos una Copa (la historia infantil de las alfileres, y todo ese folklore). Pero todos los que caminamos por las calles de La Plata sabemos que el deseo explícito de casi todos los hinchas de Gimnasia era que fuera cierto el rumor que daba cuenta de que alguno de sus dirigentes habría comprado el campeonato. Y a ninguno de ellos los escandalizó el bochorno del apriete grosero a los jugadores de Newell’s en el entretiempo de penúltimo partido. Pero siguen diciendo sin inmutarse que el Lobo no se mancha, que son el último bastión contra el antifútbol.

Los pincharratas también somos así: a todos nos preocupa ante todo tener una defensa aguerrida, un líbero decidido y batallador y un equipo que meta presión en toda la cancha. Pero todos nos acordamos con nostalgia del mediocampo lujoso formado por Sabella, Trobbiani y Ponce.

Hay clásicos que se repiten en todos los fanáticos, más allá del equipo que sigan. Ahora mismo escucho a pincharratas que dicen que “es hora de contratar grandes refuerzos”; son los mismos que luego se quejan de que “se está tapando a los pibes de las inferiores”, y que a su vez son los mismos que antes no tuvieron ninguna paciencia para los jugadores que hacían sus primeros minutos en primera -y que no la va a tener en el futuro. Y que en cuanto surja una “gran contratación” clamarán a los cuatro vientos que se está dilapidando el dinero del club con ese muerto que ya está de vuelta.

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Viaje en el tiempo /2005/08/viaje-en-el-tiempo/ /2005/08/viaje-en-el-tiempo/#comments Mon, 30 Nov -0001 00:00:00 +0000 /index.php/2005/08/05/viaje-en-el-tiempo/ Seguir leyendo Viaje en el tiempo ]]> Con esto del centenario de Club Estudiantes de La Plata, el diario El Día ha reimpreso los ejemplares de aquellas jornadas coperas de los años ’68 al ’70, ya sea las portadas o incluso el ejemplar completo en el caso del correspondiente al 17 de octubre de 1968, edición que anunciaba el triunfo pincharrata en Old Trafford consagrándose Campeón Intercontinental.

Más allá del festejo albirrojo, resulta muy interesante pegarle una ojeada a estos documentos y transportarse a esa época turbulenta, romántica y en muchos casos, cruel. Las cosas que más me llamaron la atención:

  • Portada del 17 de mayo de 1968. Título principal “Estudiantes es el Campeón de América“. Abajo, a la derecha: “Dramático llamado a los estudiantes de París“, y una nota en referencia a los sucesos del Mayo Francés.
  • En esa misma edición, también en la portada, se encuentran notas diversas con una colección de nombres extraída de la galería de horror de la historia nacional: Onganía, Krieger Vasena, Alsogaray, Lanusse, entre otros. También hay notas sobre la guerra en Vietnam.
  • La portada del 17 de octubre de 1968 está íntegramente dedicada a Estudiantes, pero en la página 2, en una publicidad de buen tamaño de Philips, se ofrece un grabador portátil “a cassette”. El texto de la publicidad dice “Funciona a pilas y eléctricamente, y es tan fácil de manejar que mamá, con sólo colocar el cassette, podrá grabar las primeras palabras de los niños, ayudarlos en las lecciones, registrar mensajes o escuchar su música predilecta pregrabada en los MUSICASSETTES”. (Esa semana se festejaba el día de la Madre).
  • A lo largo de las páginas se ve que hay dos “clásicos” para el día de la Madre: los combinados (ese mueble que parecía un aparador pero que contenía un tocadiscos, amplificador y parlantes) y los lavarropas semiautomáticos de forma cilíndrica.
  • Leo en la página 9: “Trámites para instalar una central telefónica automática en Ensenada”. Título de una era anterior a ésta, sin dudas.
  • En la página 10, una noticia da cuenta de la celebración del 42º aniversario del Club Atlético City Bell. En estos días, el Club Atlético City Bell, institución decana de mi barrio, está atravesando una grave crisis que muchos temen que sea terminal, debido a la explosión del mercado inmobiliario de la zona.
  • En la página siguiente hay un “modernísimo diseño para una reposera de jardín construida en fibrocemento”. Si alguien no tiene muy en claro las características de la estética pop de los sesenta, le bastará con ver la foto que ilustra la nota.
  • Finalmente, en esa edición, no es posible pasar por alto la programación de TV, con perlas como Piluso y Coquito, el Circo de Marrone, Viendo a Biondi, Perry Mason, entre otros.
  • La portada del 22 de mayo de 1969, además del título principal que muestra a Estudiantes con su segunda conquista de la Copa Libertadores, tiene al lado una nota cuyo título es “APOLO 10: El módulo se aproximará hoy a 14 kms de la Luna”. En esa época yo tenía dos meses de vida. Para valorar cabalmente la dimensión de la proeza que significó la llegada de hombres a la Luna en el Apolo siguiente (y su regreso con vida), alcanza con mencionar que la computadora en la que escribo estos apuntes supera en varios miles de veces la potencia de cálculo de aquella que los guió en la hazaña del siguiente Apolo.
  • Los otros títulos dan cuenta de la convulsión estudiantil y de su resistencia al gobierno militar.

¿Cuánto tiempo ha pasado desde entonces? Es difícil saberlo, más allá del testimonio frío y objetivo del calendario. El lavarropas de hoy tiene un microprocesador y aplica el dosaje exacto de jabón y detergentes en el momento justo, el tocadiscos hace rato que es una tecnología abandonada excepto por coleccionistas. Las consignas del Mayo Francés, sin embargo, no parecen tan lejanas. Aún hoy, cada tanto sale un adolescente a la calle con un aerosol y vuelve a repetir los mismos graffittis.

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Centenario Pincharrata /2005/08/centenario-pincharrata/ /2005/08/centenario-pincharrata/#comments Mon, 30 Nov -0001 00:00:00 +0000 /index.php/2005/08/04/centenario-pincharrata/ Seguir leyendo Centenario Pincharrata ]]> Si algo no podía faltar en esta bitácora es la conmemoración del centenario de Estudiantes de La Plata.

Un 4 de agosto como hoy, en una modesta zapatería de calle 7 entre 57 y 58, un grupo de jóvenes en su mayor parte estudiantes -de ahí el nombre del club- decidieron fundar un club de fútbol debido a que en Gimnasia y Esgrima no le prestaban interés a la práctica de ese deporte.

Estudiantes fue campeón nacional e internacional tanto en la era amateur como profesional, llegando a su cumbre deportiva cuando se consagró Campeón Intercontinental en el estadio del Manchester United el 16 de octubre de 1968.

Yo nací en esa época en que la ciudad de La Plata respiraba en rojo y blanco, y coleccionaba año tras año sorprendentes éxitos deportivos a los que no se ha siquiera acercado ningún club de los llamados “chicos” y muchos de los grandes aún hoy no han podido igualar, a pesar de este centralismo deportivo que separa cada vez más a poderosos de humildes.

A fines de los setenta, mi tío me llevaba a las plateas de calle 1 y tuve la fortuna de poder disfrutar las últimas gambetas de Juan Ramón Verón, “la Bruja”, autor de aquel gol mítico en Old Trafford. El primer canto de tribuna que grité fue, precisamente, el que decía “si ve una bruja montada en una escoba, es Verón Verón Verón que está de joda”.

Seguí también gran parte de la campaña del 82 y del 83, y luego, por mucho tiempo, no sé bien por qué, dejé de ir, salvo esporádicamente. Hasta que esa larga decadencia que nos depositaría en la B comenzó a agudizarse y la cita del domingo se convirtió en una obligación casi patriótica.

La travesía por el campeonato de ascenso nos llevó a los lugares más insospechados del conurbano bonaerense y del país: estando un día en Necochea con mi cuñado, fervoroso pincharrata, y mi suegro, nos enteramos que por alguna cuestión para nosotros incomprensible de los prestadores locales del servicio de televisión por cable, no se transmitiría el partido de esa fecha. Alguien nos pasó el dato: en La Dulce, una pequeña localidad cercana, se transmitía en directo, y allí fuimos. Como desconocíamos caminos y distancias, salimos apurados previniendo cualquier contratiempo, y llegamos temprano. Entramos al único bar que encontramos, un viejo boliche con mesa de billar, dos flippers rescatados de la historia y un televisor en una esquina. En el bar no estaba ni el dueño. Al rato comenzó a llegar más gente, algunos vestidos con los colores del pincha. Cuando llegó la hora del partido éramos una pequeña multitud en una tribuna improvisada frente a la tele.

Luego de ese campeonato que rompió todos los records de la categoría, nada fue fácil. Pero nunca lo fue para Estudiantes y a pesar de eso siempre se fijó objetivos ambiciosos. Para los que se conforman con poco hay otros clubes deportivos. Este año jugaremos nuevamente campeonatos internacionales gracias a las excelentes campañas del último año. Juan Sebastián Verón ha anunciado su pronto regreso. Calderón volverá a vestir la casaca albirroja. Tenemos un equipo serio y aguerrido, y no faltará magia si es que el Chelo Carrusca y el Principito Sosa dejan definitivamente atrás su historial de lesiones y mala suerte. En el año del Centenario, Estudiantes merece volver a escribir páginas importantes para el fútbol argentino.

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Espejismos centenarios /2005/02/espejismos-centenarios/ /2005/02/espejismos-centenarios/#respond Mon, 30 Nov -0001 00:00:00 +0000 /index.php/2005/02/21/espejismos-centenarios/ Seguir leyendo Espejismos centenarios ]]> Si me decían antes de entrar a la cancha que el Tanque Pavone iba a definir como el Cani ante Nigeria en el ’94, encorvando el cuerpo para darle a la pelota con efecto al palo más alejado, fuera del alcance de todo arquero, me iba. O pagaba doble la entrada.

Pocas veces me ha sucedido ir a ver al Pincha, y salir satisfecho con el desempeño de todos los jugadores, luego de largas ráfagas de juego en las que todos sabían lo que estaban haciendo, como una máquina sincronizada y precisa.

Ayer fue así durante gran parte del segundo tiempo. Presión asifxiante, juego rápido y a un toque, habilidad para cortar y salir sin rifarla, Bielsa lo sabía hacer muy bien con jugadores de varios millones cada uno, Merlo lo consiguió ayer con el plantel pincharrata, lo que resulta un mérito superlativo.

Lo único que deseo es que no haya sido sólo un espejismo. Si no lo ha sido, el año del Centenario pincha se viene con todo.

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