Hace un tiempo que no puedo ingresar a mi cuenta, cada vez que lo intento acusa “password o nombre de cuenta incorrecta”. No es el nombre, y cabe la posibilidad de que ante algún mensaje de error haya pedido restablecer la contraseña. No lo sé, no me acuerdo y mucho no me interesa. Sólo sé que quiero recuperar la contraseña para volver a recuperar mi lista de contactos del MSN.

Lo cierto es que indico que perdí la contraseña o que quiero restablecerla (da lo mismo, el resultado no cambia), y al final de la operación Hotmail me envía las instrucciones para recuperar la contraseña o restablecerla… a la cuenta a la que no puedo entrar porque perdí la contraseña. ¿Tiene alguna lógica?

Incluso el sitio ratifica este loco mecanismo de correr tras su propia cola, y dice:

“Aun cuando haya olvidado su contraseña, podrá recibir instrucciones para su restablecimiento en la dirección de correo electrónico que emplee para la cuenta de Windows Live.”

Espectacular. Sobre todo porque “la dirección de correo electrónico que emplee para la cuenta de Windows Live” es aquella cuya contraseña se ha extraviado.

Sin embargo, más temprano que tarde, esas alternativas se esfuman inesperadamente de la góndola del supermercado sin razón aparente. Conozco dos casos bien ilustrativos:

1. Desde la última gran crisis, Pixart desarrolló un sistema operativo con núcleo Linux y aplicaciones de software libre en su mayor parte, que gozó de gran popularidad en las grandes tiendas minoristas. El motivo de su popularidad era evidente: el vendedor podía ofrecer una computadora personal funcionando con software de ofimática, navegador web, utilidades de internet y programas multimedia a una pequeña fracción del costo de la licencia de Windows + Microsoft Office. De buenas a primera, Pixart desapareció del mercado. ¿Fue sustituido acaso por otro software más barato o con mejor servicio? No parece: en los escaparates vernáculos sólo puede encontrarse el conocido Windows Vista en sus distintas modalidades (completo, algo mutilado o muy mutilado).
2. Hace un par de meses atrás, un aviso en la revista dominical del diario Clarín concentró mi atención: ofrecían una portátil DELL con sistema operativo Windows Vista Home Edition (la versión moderadamente mutilada) a $3.500 o con sistema operativo Ubuntu a $2.600. Interesante oferta que insinúa además el costo fantástico de la licencia; en este caso, y suponiendo que el costo de instalación fuera el mismo en los dos casos, la licencia supera el 30% del costo de la máquina… un abuso injustificable.
   Esa misma oferta salió el domingo siguiente (si bien con otro modelo de portátil). Al tercer domingo las cosas comienzan a ponerse interesantes: la oferta aparece pero ha sido omitido cuidadosamente el precio de la versión “Ubuntu” y reemplazado por un “consulte a nuestros vendedores”. Finalmente, el cuarto domingo, la sola mención a Ubuntu ha desaparecido y los productos Microsoft reinan solitarios en la publicidad.

La aventura de DELL no termina allí. Hoy mismo hay que hacer una compleja búsqueda para encontrar esa opción en su sitio de ventas, y cuando uno finalmente la encuentra aparece un curioso aviso:

“Lo que debe tener en cuenta en primer lugar es que cuando elige la opción de código abierto no obtiene un sistema operativo Windows®. Si llegó a esta ubicación por error y está buscando una PC Dell con Windows, haga clic en el siguiente enlace.”

Todos los caminos conducen a Windows Vista… hay algunos -muy pocos- que llevan hacia una computadora con sistema operativo preinstalado basado en Linux, pero no están pavimentados, presentan innumerables baches y como si fuera poco hay que bajarse a abrir las tranqueras. Y a veces, cuando se logra superar esos obstáculos, aparece un piquete invisible e inexpugnable que impide el paso.

El motivo esgrimido por Microsoft es bien curioso: los documentos antiguos serían inseguros y por ello se habría bloqueado su apertura y edición. Como bien señala Libertad Digital, el problema en todo caso no lo tienen los documentos, sino el propio MS Office 2003, pero en lugar de resolver la vulnerabilidades que quedarían expuestas con los formatos de esos antiguos documentos, Microsoft ha decidido impedir directamente su utilización.

El artículo original indica que la solución propuesta por la compañía no es sencilla, y consiste en modificar el registro de Windows… bonita solución sobre la que la propia compañía advierte:

Cuidado: Pueden ocurrir severos problemas si usted modifica el registro de manera incorrecta […]. Estos problemas pueden requerir la reinstalación del sistema operativo. Microsoft no puede garantizar que estos problemas sean resueltos. Modifique el registro a su propio riesgo.

Una vez más, han secuestrado su información (sus documentos, presentaciones, cálculos), a pesar de mantenerse fiel a su compañía de software… ¿no será hora de ir pensando en cambiar?

Por estos 2000, cómo no naufragar si la balsa es un MS Explorer que surca aguas turbulentas.

PD: Todo el mérito es de Alfrenovsky, del Lugmen (no tengo link para Alfrenovsky, si me soplan alguno, lo agrego).

Sin embargo, hay una buena noticia: un comprador afortunado y consciente reclamó a la empresa de portátiles Dell, y la misma le devolvió 47 libras esterlinas ($ 275) en concepto de devolución por la licencia del sistema operativo no utilizado (ni deseado).

Hace un tiempo había expresado una queja en este sentido, y debo reconocer el gesto de la empresa, además de difundirlo para que quienes se encuentren en la misma situación no duden en solicitar el mismo descuento.

Dave Mitchell había comprado una Dell Inspiron 640m que lleva Windows preinstalado, pero he aquí que el EULA (Acuerdo de Licencia para el Usuario Final) dice cosas como: “IF YOU DO NOT AGREE, DO NOT INSTALL, COPY, OR USE THE SOFTWARE; YOU MAY RETURN IT TO YOUR PLACE OF PURCHASE FOR A FULL REFUND, IF APPLICABLE.” Esto significa que si uno no está de acuerdo con la Licencia, no debe instalar el software, copiarlo o usarlo, y que en ese caso puede devolverlo al sitio de la compra para un reintegro completo.

A tener en cuenta, no sea cosa que paguemos el impuesto Microsoft sólo por no leer con cuidado la licencia.

El concurso está dirigido a docentes y se presenta cual desafío de Sofovich:

¡Premiamos tu propuesta! A partir de la lectura de los Aportes para la enseñanza en el Nivel Medio de Par@ educ.ar, los profesores podrán presentar proyectos para el aula que incluyan el uso de las TIC y ganar una de las PC con las que se premiará a los 100 mejores trabajos.

Lo curioso, lo inquietante, lo inesperado, es que el concurso prevé la cesión de todos los derechos de las propuestas presentadas, nada menos que a Microsoft Argentina, multinacional que bien podría contratar por un buen sueldo a todos esos docentes en lugar de mendigar desarrollo de contenidos didácticos y técnicas pedagógicas escondida detrás del Ministerio de Educación y a cambio de un premio desproporcionado (por lo pobre). De esa manera sería mucho más transparente y bastante menos hipócrita, aunque claro, lo ideal sería que los docentes fueran contratados por el propio Estado y que los contenidos fueran públicos y libres.

Dicen las condiciones:

Conforme a lo estipulado en el párrafo siguiente, el Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación, Educ.ar S.E. y Alianza por la educación, conjunta o separadamente, se reservan el derecho de utilizar, en forma indistinta, los nombres e imágenes de los participantes para propósitos de promoción y publicidad, sin necesidad de ninguna otra autorización adicional a la otorgada por su aceptación del presente Reglamento, al momento de inscribirse en el Concurso.

Asimismo, los participantes convienen que, al enviar sus trabajos o proyectos, otorgan al Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación, Educ.ar S.E. y Microsoft Argentina, Alianza por la educación, conjunta o separadamente, una licencia gratuita y sin restricciones para el uso, publicación y/o distribución de los trabajos o proyectos enviados, que podrán ser modificados o alterados por los organizadores con vistas a potenciar el éxito de su implementación. Dicha licencia permanecerá vigente en tanto siga vigente la protección al derecho de autor, y tendrá validez en cualquier parte del mundo en relación con cualquier tipo de utilización por el Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación, Educ.ar S.E. e Alianza por la educación, actuando de manera conjunta o separada.

Bea subió su artículo tambien al blog de Educ.ar, quizás alguien allí se haga cargo.

Actualización al 14 de septiembre: descubra las diferencias con los actuales términos del concurso (luego de que en varios blogs se gritara “piedra libre”):