El fútbol para todos no tiene, seamos justos, toda la culpa. Cuando era la empresa la que transmitía los partidos me pasaba lo mismo. La diferencia es que ahora veo muchos más partidos y por ende la irritación crece de manera proporcional.
¿Habrá relatores y comentaristas de fútbol que no equivoquen los nombres de los jugadores todos el tiempo (y edifiquen sesudos análisis hablando de protagonistas que no eran), declamen con pretendida profundidad obviedades o estupideces, se contradigan a cada minuto, tan pronto cambia la suerte del partido o tan sólo la posesión de la pelota, naveguen entre la falta de profesionalidad y la burrada?
Parece que no. Por eso abogo porque las transmisiones de los partidos de fútbol se hagan sólo con sonido ambiente. Porque poner en “mudo” la tele, si bien permite gambetear al relator de turno y a su cómplice, el comentarista, también silencia el ir y venir de las hinchadas, los gritos de los jugadores, el clima del partido.
En fin. Sólo eso. No costaría nada.