DRM – Señales de humo / Thu, 29 Apr 2021 20:27:31 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.1.10 Los publicistas de la DMCA nos visitan /2006/11/los-publicistas-de-la-dmca-nos-visitan/ /2006/11/los-publicistas-de-la-dmca-nos-visitan/#respond Wed, 22 Nov 2006 22:01:18 +0000 /?p=130 Seguir leyendo Los publicistas de la DMCA nos visitan ]]> Hace tiempo que los lobbistas del Primer Mundo llegan a nuestras tierras para promover mayores restricciones sobre los llamados derechos de propiedad intelectual (en particular, regímenes más severos de copyright), medios de control de contenidos más invasivos y adopción de mecanismos tecnológicos y legales de prohibición de copias digitales sobre contenidos diversos como música, multimedia, literatura o software.

Hace unos días le tocó a la TV digital (que aún no existe), y ahora es el turno de Jonathan Band, abogado especializado en copyright e Internet que participó en la elaboración de los borradores de la Digital Millenium Copyright Act (Acta de Derechos de Autor para la Era Digital), ley norteamericana que ha recibido el repudio de organizaciones como la Electronic Frontier Foundation con serios cuestionamientos acerca de sus objetivos como de su proclamada eficacia:

“In practice, the DMCA and DRM have done nothing to stop “Internet piracy.” Yet the DMCA has become a serious threat that jeopardizes fair use, impedes competition and innovation, chills free expression and scientific research…”
En la práctica, la DMCA y los DRM no han hecho nada para impedir la piratería en Internet. Sin embargo, la DMCA se ha transformado en una seria amenaza que pone en peligro el uso justo, impide la competición e innovación, congela la libre expresión y la investigación científica…

Este abogado está en Buenos Aires, y, según nos cuenta Clarín, se está entrevistando con jueces para proponer cambios en la legislación del copright. Suena raro que proponga reformas legislativas a los jueces y no a los legisladores… o no tan raro: la idea del publicitado “vacío legal” en torno a los delitos informáticos es una tentación para legislar con medidas tecnológicas o bien propiciando fallos judiciales “novedosos”. El entorno publicitario y periodístico ya está preparado para aceptar sentencias innovadoras.

La noticia en Clarín es más bien escueta, habrá que investigar un poco más para conocer el detalle de las propuestas de Mr. Band. Sus antecedentes, sin embargo, lo preceden. Lamentablemente.

Gracias, José, por avisarme.

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DRM y TC: Legislación de Facto II /2006/11/drm-y-tc-legislacion-de-facto-ii/ /2006/11/drm-y-tc-legislacion-de-facto-ii/#respond Wed, 15 Nov 2006 01:32:12 +0000 /?p=127 Seguir leyendo DRM y TC: Legislación de Facto II ]]> Hace un tiempo, argumenté en un post titulado Legislación de Facto, que lo más preocupante de algunas tendencias vinculadas a la privatización de la vida y del conocimiento era que no sometían sus preceptos al escrutinio público de la política y mucho menos de los parlamentos.

Efectivamente, lo moderno consiste en proveer control y restricción por medios tecnológicos más que por medios legislativos. Los sistemas de DRM y de Trusted Computing (Computación Confiable, o, como mejor se la ha bautizado, Treacherous Computing o Computación Traicionera) permiten a quienes dominan la provisión de software y de contenidos, limitar y controlar a los usuarios mucho más allá de lo que prevé la ley.

Además, unifica la legislación borrando las fronteras nacionales, sancionando la ley más restrictiva como norma universal más allá de lo que decidan los parlamentos fronteras adentro.

¿Cómo es eso?

Hagamos un pequeño repaso: los sistemas de Computación Traicionera (TC) permiten a terceros (los proveedores del hardware en sociedad con proveedores de software) controlar el software que se ejecuta en una computadora. Al mismo tiempo, los sistemas de DRM permiten a terceros (los proveedores de contenido en sociedad con proveedores de software), determinar cómo, cuándo, cuántas veces y en qué circunstancias se reproducen archivos (de música, literatura, multimedia, etc.).

Traduciendo: su sistema de TC no le permitirá correr software no certificado para pasar música o ver películas, seguramente no corran XMMS ni Totem ni nada por el estilo. Quizás no tenga otra opción que correr la plataforma Windows Media ™ para archivos multimedia. Windows Media, a su vez, reconocerá opciones DRM inscriptas en el archivo, que indicarán, por ejemplo, cuántas veces está autorizado a reproducirse. Aunque ninguna legislación de derechos de autor limita la reproducción de una obra en el ámbito privado: el copyright regula la copia, y, como extensiones de la copia, la realización de obras derivadas y la exhibición pública. Sin embargo, los sistemas de DRM se están desarrollando para legislar de facto.

Imagine que usted quiere apreciar una colección de fotos tomadas en Argentina. Entonces enciende su computadora y abre su programa de visualización de imágenes. Ese programa, que está obligado a usar porque su computadora (que es confiable) no le permite usar nigún otro, implementa DRM. Las fotos que usted quiere mirar fueron tomadas hace más de 25 años y publicadas hace mucho más que 20 años. Según la Ley 11.723 y el Convenio de Berna, las mismas se encuentran en el dominio público y usted puede hacer un uso libre de las mismas. Sin embargo, el programa que está usando ha sido desarrollado siguiendo las prescripciones normativas norteamericanas, y en la metadata de las imágenes no encuentra información que certifique que el autor de las mismas haya muerto hace más de 70 años. Como tampoco encuentra una autorización de uso del titular de los derechos, el programa, simple y sencillamente, le prohibe ver las fotos.

Ni distopía paranoica ni futuro lejano: basta con observar las características del servicio que Microsoft ofrece hoy a los proveedores de contenido, o que la Computación Traicionera ya está entre nosotros.

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Día mundial de boicot a los DRM /2006/10/dia-mundial-de-boicot-a-los-drm/ /2006/10/dia-mundial-de-boicot-a-los-drm/#respond Tue, 03 Oct 2006 11:32:30 +0000 /?p=114 Seguir leyendo Día mundial de boicot a los DRM ]]> entretenidos y controlados

Los DRM (Digital Restrictions Management) son dispositivos tecnológicos impulsados por las industrias culturales del siglo XX para limitar y controlar lo que hagas con la tecnología. Junto con el impulso a legislaciones de derechos de autor super restrictivas, su objetivo es crear escasez donde no la hay y mantener de esa manera sus obsoletos modelos de negocios.

Ya lo hemos dicho en otras ocasiones: los DRM restingen inaceptablemente tus derechos de acceso a la información y al arte, amenazan tu privacidad y esterilizan la cultura.

Hoy es el día de lucha mundial contra los DRM. Organizaciones de todo el mundo, vinculadas a los derechos civiles, a la cultura, al movimiento del software libre, coordinan acciones para detener una avanzada que pretende controlar y dirigir la información, el conocimiento, el arte.

En América Latina se encuentra en marcha la campaña “Entretenidos y controlados” coordinada por la FSFLA, a la que cualquiera se puede sumar por medio de su lista de correo.

Se trata del capítulo regional de la campaña “Defective by Design” (“Defectuosos por Diseño”, o, como me gusta más, “Deliberadamente Defectuosos”), liderada por la Free Software Foundation.

En el marco de esta campaña, ciudadanos de todo el mundo están firmando una carta dirigida a Bono para que protagonice esta campaña. Bono, al contrario de muchos músicos que tratan de piratas y ladrones a sus propios seguidores, ha manifestado su rechazo a las expresiones más retrógradas de la industria y expresa una trayectoria comprometida con la defensa de los derechos humanos. Es imprescindible que firmes esa carta (si es que no lo has hecho aún), y sumes tu grano de arena para detener esta amenaza.

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Sigue la ofensiva pro DRM /2006/09/sigue-la-ofensiva-pro-drm/ /2006/09/sigue-la-ofensiva-pro-drm/#comments Sat, 02 Sep 2006 15:14:01 +0000 /?p=101 Seguir leyendo Sigue la ofensiva pro DRM ]]> Hace unos días, las comunidades del software y la cultura libres se alarmaron por la visita de un representante de la Motion and Pictures Association of America (MPAA), nada menos que a exponer sobre “sistemas de protección de contenidos en la futura TV Digital”?.

Auspiciado por la Cámara de Comercio de los Estados Unidos en la Argentina, el encuentro tenía como objetivo publicitar la política de las grandes corporaciones de la industria de entretenimientos a favor de los sistemas de Gestión Digital de Restricciones (DRM, por sus siglas en inglés). Estos sistemas, que se encuentran en una fase temprana de implantación, no sólo persiguen limitar la copia y distribución de contenidos, sino que avasallan la privacidad, restringen inaceptablemente los derechos del consumidor y esterilizan el desarrollo cultural favoreciendo a los monopolios que controlan la industria del entretenimiento. Por supuesto, la MPAA tiene todo el derecho de expresar públicamente sus puntos de vista. Lo que resulta sorprendente es que en un evento destinado a promover prácticas tan cuestionadas, el anfitrión fuera el propio Gobierno Nacional por medio de la Secretaría de Comunicaciones, y recibiera el auspicio de sendas Comisiones parlamentarias de la Cámara de Diputados y de la Cámara de Senadores de la Nación.

Lo que nadie sabía es que el propio disertante fuera tan poco sutil como para reagalar en una frase (des)afortunada el título exacto a los medios que cubrieron el evento: “Hay que evitar que todos sean radiodifusores”.

La televisión digital no sólo permitirá un incremento en la calidad de imágenes y sonido, sino un nivel de interacción con el televidente desconocido con los sistemas actuales, pero también hará posible la inmediata redistribución por internet de los contenidos. Del lado de la industria, como bien cuenta Sebastián Premici en su nota, hay dos políticas bien diferentes para intentar contrarrestar esta posibilidad: la primera de ellas, impulsada por los japoneses, consiste en cifrar los contenidos antes de transmitirlos; la segunda, impulsada por los norteamericanos consiste en implantar sistemas de DRM en los aparatos receptores.

Es necesario enmarcar estas discusiones también en la defensa de una televisión abierta y gratuita, además de los derechos amenazados por la sola presencia de sistemas de DRM en cualquier tipo de dispositivos. ¿Estarán evaluando estas cuestiones los legisladores que integran las comisiones parlamentarias que auspiciaron el encuentro? Es probable que no, lo que acentúa la importancia de campañas como las que está impulsando la FSFLA.

La nota de color de la conferencia de Mr. Jim Williams estuvo protagonizada por representantes de la Fundación Vía Libre, que decidió repartir CD con copias de GeexBox, una distribución de software libre que convierte una PC en un centro multimedia. Mr. Williams quiso rechazar el obsequio de manos de Federico Heinz con un poco amable “yo no utilizo software ilegal”. Todo un lapsus de su parte, la confusión entre libre e ilegal, que muchos representantes de la industria del entretenimiento quisieran convertir en sinónimos.

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Tecnología propietaria y DRMs en Terminus /2006/07/tecnologia-propietaria-y-drms-en-terminus/ /2006/07/tecnologia-propietaria-y-drms-en-terminus/#comments Mon, 17 Jul 2006 00:24:17 +0000 /?p=85 Seguir leyendo Tecnología propietaria y DRMs en Terminus ]]> Hace algún tiempo comenté que había dedicado parte de las vacaciones estivales a releer viejos clásicos que me fascinaron de adolescente y que casi había olvidado. Entonces manifesté mi admiración por Crónicas Marcianas, de Ray Bradbury, y omití mencionar una leve decepción por la trilogía Fundación, de Isaac Asimov, que en mi recuerdo era mucho más interesante que en esta nueva lectura.

Sin embargo, no pocas cuestiones planteadas en el primer libro de la saga -a mi juicio, el mejor de los tres- siguieron resonando entre mis orejas como una fábula exacta de las consecuencias políticas y económicas del uso de tecnologías propietarias y sus herederos naturales, los sistemas de Gestión Digital de Derechos (o Restricciones, como prefieras llamarlos), DRM por sus iniciales en inglés.

En la historia que cuenta Asimov, el Imperio Galáctico se está derrumbando y su decadencia se siente con más fuerza en los confines de la Galaxia, donde se encuentra un pequeño planeta, Terminus, en el que Hari Seldon y sus discípulos han establecido una colonia científica destinada a construir una enciclopedia que albergue todo el conocimiento desarrollado por la humanidad a fin de preservarlo de la era de oscurantismo medieval que se avecina.

Como es de esperar, a medida que el Imperio se desmorona, distintas regiones van adquiriendo autonomía e imponiendo nuevos sistemas políticos y autoridades que reemplazan al debilitado poder imperial. Mientras esto sucede, la Fundación se ve amenazada por sus propios vecinos, que la perciben indefensa y, al mismo tiempo, como una presa codiciada debido a su dominio de la tecnología nuclear. Durante algunas décadas, el equilibrio de fuerzas entre distintos reinos vecinos impide un ataque directo, tiempo que es aprovechado por Salvor Hardin, el alcalde de Terminus, para exportar tecnología a todos los sistemas cercanos.

Y aquí el relato de Asimov comienza a ponerse interesante: Salvor Hardin no vende conocimiento sino apenas lo que algún gerente de marketing llamaría “soluciones tecnológicas”, y lo lleva a un extremo místico. Esto es, cuando se construye, repara o mantiene un reactor nuclear que provee energía a una población, no hay científicos haciéndolo sino sacerdotes, no hay ningún tipo de difusión del conocimiento necesario para que ese reactor funcione sino magia y religión alrededor de los procesos que involucra el uso de esa tecnología. Al poco tiempo, todos los recursos estratégicos de las naciones vecinas están controlados por el proveedor de tecnología, es decir, Salvor Hardin y su ejército de científicos-sacerdotes.

Reconocer alguna similitud entre la fábula de Asimov y el software propietario no es muy original de mi parte, de hecho me lo sugirió un comentario de Enrique Chaparro previo a estas lecturas de verano. En efecto, la mayor parte del software que circula en el mundo se distribuye como “cajas negras”, como programas que “hacen cosas” sin acceso posible al “cómo lo hacen”. Al almacenar o intercambiar información en formatos también secretos, el uso de estos programas genera una fuerte dependencia a un único proveedor (porque cambiar de programa puede significar pérdida de información), y una tendencia al monopolio, porque por lógica, para leer el documento que me envía un amigo, estoy obligado a usar el mismo programa que él utilizó para escribirlo.

Pero no termina aquí la fábula de Asimov ni su inquietante parecido con los rumbos que toma hoy el comercio de tecnología. Resulta que uno de estos reinos bárbaros decide aprovechar los usos bélicos de la tecnología nuclear para apoderarse finalmente del planeta Terminus. En el momento en que se da la orden de ataque, su propio territorio queda a oscuras, sin comunicaciones, sin hospitales, sin transporte, sin calefacción. Y la nave insignia que comandaba las acciones bélicas, comienza a flotar náufraga en el espacio, interrumpida toda fuente de energía.

Es que en la caja negra de la tecnología, los hombres astutos de la Fundación habían puesto algunas cosas más que las que especificaban los contratos… tal y como suele hacerse con el software propietario y más recientemente con la industria de contenidos (aprovechando, desde ya, muchos de los caminos abiertos por los proveedores de software). Gestión Digital de Derechos significa sistemas de control ajenos al usuario y casi siempre ocultos. No es un concepto nuevo, aunque el nombre sí lo sea: ya desde principios de los noventa algunos programas dejaban “puertas traseras” accesibles por el programador pero desconocidas para los usuarios. Actualmente, por utilizar un disco compacto de audio en la computadora pueden instalarse programas con privilegios de administración que comunican cuántas veces lo reproducís, impiden extraer las pistas de audio y colectan información acerca de los sitios de internet que visitás, entre otras maravillas del fin de la privacidad.

El objetivo inmediato es implementar controles a gran escala, una iniciativa que la industria ha denominado “Trusted Computing”, o “computación confiable”, que consiste, sencillamente, en ceder el control de tu propia computadora y la información que contiene a los proveedores de software y la industria de contenidos.

Los DRM no son otra cosa que dispositivos tecnológicos para avasallar tu privacidad, controlar tus actividades y limitar tu uso de la tecnología. En este camino, en poco tiempo más, no será una sorpresa que cuando quieras echar una segunda lectura a ese libro electrónico que tanto te gustó o quieras hacer una copia de tus discos, la pantalla de tu computadora muera sin siquiera un suspiro, como la nave que apuntaba sus cañones al objetivo equivocado.

Nota marginal: la resistencia a los DRMs ha rebautizado esta sigla como “Gestión Digital de Restricciones”, porque las limitaciones y controles que impone excede las previsiones legales; aunque comparto estas razones prefiero seguir utilizando la denominación de sus creadores: “Gestión Digital de Derechos”. La razón es que el nombre en sí mismo me parece una fuerte denuncia: estamos entrando en una época en que los derechos ya no se gestionan por disposiciones legales sino por medios tecnológicos, como intenté argumentar en este post.

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Boicot a los discos con DRM /2006/01/boicot-a-los-discos-con-drm/ /2006/01/boicot-a-los-discos-con-drm/#comments Tue, 10 Jan 2006 20:08:49 +0000 /?p=60 Seguir leyendo Boicot a los discos con DRM ]]> Hace alguno días escribí algo acerca de los sistemas de Digital Rights Management (DRM, o gestión digital de derechos), en particular acerca de los discos con sistemas anticopia que está editando SONY.

Los discos con sistemas DRM están acompañados por alguno o todos los siguientes “adicionales”:

  1. No funcionan en todos los reproductores de Discos Compactos (aunque casi todos siguen utilizando el logo “compact disk” que indica un estándar que, en este caso, no cumplen).
  2. Probablemente no funcionen en una computadora.
  3. No podrás extraer sus pistas y codificarlo digitalmente (por ejemplo, pasarlo a MP3), o al menos encontrarás una gran dificultad en hacerlo.
  4. Si funcionan en la computadora, en muchos casos lo harán utilizando un software que se instalará automáticamente, sin preguntar; ese software incluye un rootkit -código malicioso con privilegios de administración de tu propia PC, que en algunos casos (en el caso de SONY, por ejemplo), controla tus actividades y almacena información sobre usos de la compu que nada tienen que ver con la reproducción del CD.

Es decir, restingen inaceptablemente tus derechos sobre el disco que compraste y amenazan tu privacidad.

En línea con distintas protestas, el blog de tecnología Microsiervos ha inaugurado una página listando los discos que salen al mercado con algún tipo de DRM. Se trata de un wiki, de manera que cualquiera puede agregar otros títulos para completar la información.

En esta misma línea también existe un boicot internacional contra los discos con DRM, sólo hay que ir a este sitio y firmar con una dirección de email válida.

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Legislación de facto /2005/11/legislacion-de-facto/ /2005/11/legislacion-de-facto/#comments Mon, 30 Nov -0001 00:00:00 +0000 /index.php/2005/11/02/legislacion-de-facto/ Seguir leyendo Legislación de facto ]]> Resulta curioso cómo distintos procesos van reemplazando a la voluntad popular en los países democráticos. Desde que existe el legislador como concepto y como realidad histórica es conocido que los hechos son generalmente más tozudos que las leyes, y que legislar contra la costumbre es una idea aventurada y por lo general inútil.

Pero en este post no intento referirme a fenómenos que la tradición jurídica conoce tan bien, sino a cuestiones algo más novedosas y con efecto sociales y políticos más delicados.

El primero es esta pretensión tan menemista de adaptar la legislación nacional por la vía de suscribir tratados internacionales que introducen reformas legislativas enteras por la ventana. Los intentos de suscribir el ALCA, por ejemplo, omiten decir que algunas de sus normas solapan, modifican o reemplazan de hecho disposiciones constitucionales, pero no hemos escuchado a ninguno de los defensores de este tratado sugiriendo la realización de una Convención Constituyente que se haga cargo de las reformas necesarias. Es que el objetivo es que no se necesite acudir a una molesta elección de convencionales que una vez electos quizás no tengan ninguna intención de adaptar la Carta Magna en ese sentido. Los militantes del ALCA sueñan con una reforma constitucional de facto vía la firma de un convenio multilateral de estas características, a la medida de intereses corporativos.

Otra forma aún más curiosa y delicada, porque es más imperceptible, va por la vía de desarrollos tecnológicos que limitan el control de sus usuarios sobre esa misma tecnología.

Dos casos interesantes: atractivos precios internacionales más la falta de una política orientadora más una eficaz campaña publicitaria ha inundado nuestros campos con soja. El fin de semana hice un trayecto de algo más de setecientos kilómetros desde Córdoba hasta Capital Federal, y no vi otra cosa en los campos que soja, con la solitaria excepción de un pequeño cuadro de maíz. No voy a hacer mención al riesgo ambiental y productivo que esto supone, para eso hay sitios especializados de primer nivel. Me interesa contar otra parte de la misma historia. Resulta que poco después de la introducción en Argentina de especies transgénicas (esto significa no sólo semillas modificadas, sino además con dueño), muchos productores comenzaron a vender clandestinamente (sin permiso del dueño), semillas a otros campos y a otros países.

En este punto cualquiera habrá notado que los conceptos comienzan a marearse: ¿Esos productores no habían comprado las semillas? Y si las habían comprado, ¿no eran los dueños? ¿Cómo es que hay un dueño que vende pero no cede la propiedad? Es que la profundización ridícula de los regímenes de propiedad intelectual provoca estos desaguisados. El dueño de la patente lo que vende es un lote determinado de semillas y al mismo tiempo el permiso de usar esas semillas exclusivamente en las condiciones que fija el dueño de la patente, que entre otras cosas suele limitar la utilización de semillas de segunda generación (eso que se hace desde la invención de la agricultura que consiste en guardar parte de la cosecha para poder resembrar).

Primero se hizo el distraído, pero luego de algún tiempo, el dueño de la patente puso el grito en el cielo y amenazó con pleitos judiciales, embargos internacionales y tres o cuatro de las siete plagas de egipto. Ahí andan aún negociando indemnizaciones pese a que en la legislación argentina las patentes sobre semillas no son aceptadas.

Mientras estas cosas pasan, reformas legislativas payasescas se van negociando por los parlamentos del mundo: una en particular que indica que se prohibe guardar parte de la cosecha para la próxima siembra. Con toda claridad y franqueza, los parlamentos que van cediendo le dicen al mundo que ya no legislan más para el bien común. Por suerte, hay legislaturas que por convicción o por estar demasiado expuestas a la opinión pública, resisten.

El dueño de la patente se encuentra con que no consigue leyes para reforzar su exigencia leonina que obliga al productor a comprar aunque no necesite, y decide una vía más expeditiva: desarrolla una nueva semilla de soja, bautizada de manera no inocente “Terminator“, que genera semillas estériles. Conclusión: si los gobiernos no prohiben a los productores la posibilidad de resembrar, entonces pronto tendrán una prohibición de facto pues las nuevas plantas no podrán reproducirse. Pero lo más impresionante es la presentación publicitaria, que señala que esta nueva soja será sensacional pues evitará la posibilidad de que los campos vecinos se contaminen con soja transgénica cuyo uso no ha sido aprobado por el dueño de la patente, evitando futuros juicios por utilización indebida de esas semillas. Nos venden la enfermedad y luego el remedio.

Otro caso curioso y actual es el de la informática. La gestión digital de derechos (en inglés, Digital Rights Management, DRM) es un intento descarado de operar a control remoto nuestras propias computadoras para garantizar las pretensiones más afiebradas de las empresas de contenidos (discográficas, grandes editoriales, incluso productores de software), pretensiones que no logran convertir en leyes tal como prescribe el proceso legislativo -o por lo menos, que no logran cristalizar al ritmo de vértigo que desean, los parlamentos en general han sido muy permeables a estas pretensiones.

Para decirlo en dos palabras, aunque es algo más complejo, lo que se quiere prohibir es toda posibilidad de compartir o copiar contenidos. Para ello han desatado una campaña de amenazas y mentiras por el mundo que sitúa a cada niño con una computadora en el lugar de un peligroso delincuente. Sin embargo, como las leyes no encarcelan aún a quien comparte una canción o un libro, han inventado el DRM. Quizás usted quiera leer un libro electrónico. Quizás se encuentre con que sólo tiene permiso para leerlo una limitada cantidad de veces, y copiar y pegar no más de unas pocas palabras aún cuando se trate de apuntes privados. Quizás se encuentre con que no puede guardar el archivo en otro disco. Nada de esto está reglamentado por ley, pero la tecnología lo reglamenta de hecho.

Hace un par de días se difundió que al usar el programa de intercambio de archivos Kazaa aparece sorpresivamente una ventanita que indica que al estar usando ese programa para compartir archivos MP3 usted probablemente esté cometiendo delitos. (Aviso gratuito, use cualquier otro programa de P2P menos el Kazaa que es una fábrica de spyware y adware). Esto significa que alguien sin su permiso instala un programa en su disco rígido para avisarle que usted quizás sea un delincuente… la pregunta obvia es quién de los dos merece esa calificación, si usted o el dueño del cartelito.

Pero esto es un juego de niños comparado con los dispositivos DRM. Más cerca está la Sony, que en sus nuevos CD anticopia, instala de prepo un reproductor de cd, toca recursos del sistema sin aviso, verifica a cada rato qué programas se están ejecutando en su compu e impide la copia del cd a otro dispositivo. Una belleza por donde se mire. Recuerde: usted no usa su computadora, la computadora es usada para controlarlo a usted.

Y la frutilla del postre viene con crema y todo: otra vez, la culpa es suya. Como hay tantos delincuentes en internet y no queremos hacerle un juicio, dicen los publicistas de esta tecnología, usted necesita una super compu con DRM que sirve para que le actualicemos los programas, le quitemos los virus y le impidamos hacer nada que no deba hacer. Todo ello a distancia, todo ello sin avisar al usuario.

Las elecciones a cargos legislativos despiertan cada vez menos interés. Quizás estos sean algunos de los motivos.

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