Viajes – Señales de humo / Thu, 29 Apr 2021 20:27:31 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.1.10 Gin tonic /2017/01/gin-tonic/ /2017/01/gin-tonic/#comments Sat, 07 Jan 2017 13:13:36 +0000 /?p=916 Seguir leyendo Gin tonic ]]>
Sabino Díez, foto de El Comercio.

Sabino Díez es el barman estrella de los premios Princesa de Asturias. Dice que cuando conoce a una persona, sabe qué trago debe prepararle. En mi caso, prepararía un gin tonic especial, según indicó sin dudar ni un instante cuando le pregunté.

Estábamos en el enorme vestíbulo del Hotel de la Reconquista, la mañana de la ceremonia de entrega de los premios Princesa de Asturias 2015. El diario El Comercio le había dedicado a Sabino la contratapa y en cuanto se acercó aproveché para felicitarlo. Lo vi conmovido, y me contó una anécdota de un familiar (un hermano quizás, pero mi memoria me falla en este punto). Su, digamos, hermano, es odontólogo, pero además tiene afición por la pintura y suele realizar retratos. Pero es incapaz de pintar un rostro si antes no se toma un tiempo para conocer al retratado. “Me sucede lo mismo con las bebidas”, me dijo entonces Sabino, “me apasiona mi profesión, y lo que más me gusta es que cuando logro conocer a alguien, de inmediato sé qué bebida debo prepararle”.

Por supuesto, de inmediato le pregunté cuál era mi bebida, y contestó “un gin tonic”, justificando su elección con adjetivos laudatorios que me identificaban, según Sabino, con esa bebida. Tendré el pudor de no repetirlos aquí.

Volví a encontrar a Sabino en la entrega de premios del 2016. Nos saludamos efusivamente y le recité la receta de aquél gin tonic. Sabino es la hospitalidad hecha persona, se emocionó por el hecho de que yo lo recordara tanto a él como a la bebida que me había dedicado, y, por supuesto, volvió a batir la coctelera para convidarme una copa.


Este gin tonic se hace con gin Mombasa, agua tónica 1724 (“por sus burbujas pequeñas y su dejo a mandarina”), láminas finas de manzana verde y jengibre; todo ello batido en coctelera con hielo y decorado al servir con una lámina de manzana.

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Apuntes de viaje: la sangre de Cristo. /2016/01/apuntes-de-viaje-la-sangre-de-cristo/ /2016/01/apuntes-de-viaje-la-sangre-de-cristo/#comments Sat, 30 Jan 2016 03:29:23 +0000 /?p=872 Seguir leyendo Apuntes de viaje: la sangre de Cristo. ]]> Los típicos regalos de un argentino para sus amigos de otros países son alfajores, dulce de leche y vinos. No es casual que estos tres rubros ocupen una importante superficie en el Free Shop de la sala de embarque del aeropuerto de Ezeiza. Si se fijan, en el Free Shop de la salida casi no existen estos rubros, y la delantera la toman los chocolates, los perfumes y el whisky.

Muchísimas veces he transportado una o dos botellas de vino para regalar. Antes del 9/11, lo habitual era que uno llevara esas botellas consigo en la cabina para evitar accidentes. Es sabido que los muchachos que realizan la estiba del equipaje, en su entusiasmo, muchas veces pueden manipular de manera un tanto brusca las valijas. A partir de las medidas de seguridad que trajo la caída de las torres esto ya no es posible -me refiero a llevar las botellas en la cabina, no a la forma en que se desempeñan los compañeros que se ocupan del equipaje. Probablemente los aviones viajen más seguros, pero el vino -y la ropa que comparte con él la críptica intimidad de la valija- ya no.

Una aclaración: las compras hechas en el aeropuerto pueden subir, por supuesto, a la cabina. El equipaje ya ha sido despachado y probablemente se encuentre en la bodega del avión para el momento en que uno decidió si malbec o cabernet, qué marca o qué precio va a llevar consigo. Pero en viajes a los Estados Unidos eso funciona así hasta el aeropuerto de llegada. Si uno tiene una conexión, debe retirar el equipaje despachado, guardar las botellas y despacharlo nuevamente hasta el destino final.

La cuestión es que mientras esperaba el tren interno del aeropuerto de San Francisco, al bajar la vista noté un charco rojo que crecía bajo mi valija. La botella en cuestión estaba dentro de dos gruesas bolsas de nylon del Free Shop, pero los líquidos suelen encontrar un camino de salida de su encierro. Por supuesto, abrí mi valija, retiré los restos de botella y bolsas, sólo para constatar que la mayor parte de tinto ya ensopaba la ropa que le hacía compañía.

Ningún pasajero del viaje en tren que siguió hasta el centro de la ciudad se animó a preguntar por el líquido rojo que goteaba de mi valija y que conforme las sucesivas aceleraciones y frenadas del tren iba expandiéndose en delgados arroyos paralelos a lo largo del vagón. La baja temperatura tanto del vino -que venía de la bodega de un avión a 10.000 metros de altura- como del ambiente, hizo que el olor alcohólico fuera apenas perceptible, dejando la duda -o la certeza, a juzgar por las expresiones y los murmullos de mis vecinos- acerca de la naturaleza de ese líquido: vino o sangre, que como enseñan la Escrituras suelen identificarse como la misma y única cosa.

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Apuntes de viaje: American Airlines y su servicio sudaca /2016/01/apuntes-de-viaje-american-airlines-y-su-servicio-sudaca/ /2016/01/apuntes-de-viaje-american-airlines-y-su-servicio-sudaca/#respond Fri, 29 Jan 2016 19:03:15 +0000 /?p=866 Seguir leyendo Apuntes de viaje: American Airlines y su servicio sudaca ]]> El servicio de a bordo de clase económica de cualquier vuelo de American Airlines entre Sudamérica y los Estados Unidos es deplorable. Compite en este rubro cabeza a cabeza con United Airlines, pero lo de AA parecería ser aún más decadente. El vuelo 996 Buenos Aires – Dallas es operado por viejos Boeing 777 que claramente han sido reciclados desde rutas de mayor prestigio porque aún conservan el equipamiento que hacia principios de los años ’90 era moderno: minúsculas pantallas individuales de baja definición y un curioso botón en cada apoyabrazos con el ícono de un teléfono de línea que dice “FAX”. El control de la pantalla está embutido en la parte superior de los apoyabrazos, con lo que si uno apoya los brazos, otorgando sentido pleno al nombre de dichos objetos, activa los botones del control y la pantalla hace cosas inesperadas… como encenderse, por ejemplo, mientras uno intenta pegar un ojo.

¿Fax?
¿Fax? ¿En serio?

La comida ocasionaría más de una revuelta carcelaria de ser servida a los presidiarios. El tradicional “chicken or pasta”, dependiendo de la opción del pasajero, se traduce en unos diez o doce macarrones pegoteados en una salsa reseca, o cinco o seis trocitos de pollo perdidos en un puñado de arroz fino y también reseco. El vino tinto viene en un garrafón de al menos litro y medio, invitando a no pedirlo. El desayuno consiste en un croissant reseco -uno comienza a distinguir un patrón en todo esto- acompañado por una pastilla de manteca y otra de queso untable para matizar la falta de humedad de la masa.

El avión conserva un atavismo bastante extraño de ver en estos días: una cabina para descanso de la tripulación, plantada en el medio de la clase económica, en un lugar donde aviones similares suelen tener baños. Por supuesto, nunca la vi utilizarse, pero reduce a sólo cuatro los baños disponibles para 194 pasajeros en un vuelo de 11 horas. Comienzo a pensar que quizás haya un motivo para disminuir las raciones de comida al mínimo.

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De cuartos y de hoteles /2010/11/de-cuartos-y-de-hoteles/ /2010/11/de-cuartos-y-de-hoteles/#respond Mon, 01 Nov 2010 22:44:26 +0000 /?p=629 Seguir leyendo De cuartos y de hoteles ]]> Los diseñadores de cuartos de hoteles deberían dormir en sus propias creaciones. Quizás de esa manera se darían cuenta que resulta inconveniente poner el enchufe más cercano a la cabecera de la cama a unos tres metros de distancia de la misma.

Imposible, por ejemplo, recargar el celular (tarea propia de las horas de sueño) y utilizarlo al mismo tiempo de despertador.

Claro, uno puede pedir en la recepción que lo llamen por teléfono a la hora señalada, pero es que el teléfono se encuentra a cuatro metros de la almohada, en un coqueto escritorio. No es solución.

El hotel del que hablo ofrece internet en las habitaciones, pero por algún designio incomprensible (pero lo he visto en otros, de manera que lo de incomprensible es para mí y evidentemente no para los hoteleros), no hay wifi sino cable de red. Este cable mide 1,20 metros y se encuentra enchufado a un router bajo el estante que sostiene el televisor. Es decir, cerca de los pies de la cama, Imposible acostarse mientras se leen las noticias (atrasadas) de la patria. Eso no es tan grave: sí lo es que hay un escritorio, a unos 2 metros del televisor: por más que uno esté tentado de estirar el cable, nunca llegarán a estar juntos, mesa y computadora. Trabajar con la netbook en ese escritorio y estar conectado son dos tareas incompatibles.

El resultado es que uno termina sentado en el piso, usando la pared como respaldo, para poder utilizar el servicio de internet.

Hay un extraño capricho con los enchufes en este hotel que no se agota en esos ejemplos: para enchufar la netbook cerca del router, hay que desconectar el televisor o el router. La alternativa es utilizar un enchufe cerca de la puerta, para lo que hay que rodear el armario y una pared divisoria. La netbook queda entonces tironeada cual Tupac Amaru entre dos cables que llevan direcciones opuestas y la opción de sentarse en el piso con la pared de respaldo ya es un lujo del pasado: hay que mirar la pared y sentarse en posición de loto cual aprendiz de Siddharta Kiwi.

Eso con los enchufes e internet. Del baño no diré una palabra: quizás esa mezcla de cabina telefónica, armario de plástico y nave espacial sea un signo de la modernidad y no quiero quedar como un viejo nabo si lo critico.

Ah, se trata del coqueto Hotel Allegra en el centro de Berlín.

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En Quito, Ecuador /2008/10/en-quito-ecuador/ /2008/10/en-quito-ecuador/#comments Fri, 31 Oct 2008 01:05:36 +0000 /?p=350 Seguir leyendo En Quito, Ecuador ]]> Hace unos días tuve la oportunidad de participar en el Congreso de Software Libre y Democratización del Conocimiento organizado por la Universidad Politécnica Salesiana de Ecuador. Fue una magnífica oportunidad para conocer algunas personas que uno siempre lee por internet (en mi caso, la ocasión para encontrarme con Carolina Botero, inquieta y sagaz colombiana, referencia obligada en cuestiones de cultura libre para esta región del mundo), y aprender de muchas personas interesantes que llevaron a cuestas sus experiencias en sectores de educación, producción y divulgación.

Entre ellos, el amigo Werner Westermann, de Educalibre, Chile, con quien comparto otras pasiones, como el fútbol; Eugenia Núñez de Gleducar, Daniel Yucra de somoslibres.org, quien habita en la mágica región del Cuzco, Michel Bauwens de la Fundation for P2P Alternatives, Claudio Machado del gobierno de Brasil, con Rafael Bonifaz de Ecuador, con Jesús Izquierdo y Esteban de Freitas de Venezuela, y con Marco Fioretti y Gianmarco Shiesaro de Italia, entre muchos otros activistas e intelectuales del software y el conocimiento libres.

Los anfitriones, especialmente el decano Jaime Padilla y Mónica Torres, lograron crear un clima cálido y amistoso que facilitó la integración entre todos los invitados, ayudados por un enjambre de jóvenes estudiantes que nos acompañaron en todo momento.

Uno de los más interesantes expositores fue el decano de la Facultad de Electrónica de la Universidad Israel, el Ingeniero Charles Escobar, cuya conferencia se tituló “Dimensiones Etica y Política en la Cultura del Software Libre”.Con Charles me tocó compartir, muy temprano en la mañana, una entrevista en la radio “La Luna”, cuyo audio reproduzco aquí:

[audio:EntrevistaLaLunaCharlesEscobarPatricioLorente.mp3]

]]> /2008/10/en-quito-ecuador/feed/ 2 Ciudad de la furia /2008/04/ciudad-de-la-furia/ /2008/04/ciudad-de-la-furia/#comments Tue, 08 Apr 2008 17:26:09 +0000 /?p=262 Seguir leyendo Ciudad de la furia ]]> Tlalpan

Las callecitas de Tlalpan, en la zona sur de la ciudad de México, combinan antiguos empedrados, vivos colores, ventanas y rejas que sobreviven a líneas hispanas de un pasado remoto, altísimos muros que se prolongan con alambrados electrificados, sombríos portones de hierro y ominosos rollos de púas que sorprenden al caminante desprevenido.

Escribo sobre Tlalpan, cuyo hermoso zócalo, su antigua Iglesia y los frescos que engalanan el edificio de la Delegación casi que lo redimen, pero podría referirme a cualquier colonia suburbana de México DF o a otra metrópolis de esta región del mundo, tal parece ser la tendencia de las grandes ciudades latinoamericanas.

Detrás de esos portones de hierro quizás haya un lujoso condominio, quizás una más humilde vecindad fortificada, lo cierto es que esos muros imponentes coronados de espinas de metal son a veces el único paisaje que flanquea las veredas estrechas.

Intentando una descripción adecuada y sintética, mencioné la idea de una “ciudad amurallada”. Mi anfitrión, antropólogo experto, me dijo al pasar que sabía de un libro así titulado, que intentaba escrutar el fenómeno de sociedades cada vez más violentas, inseguras y aisladas. Sin embargo, se me ocurre que no es la metáfora más feliz: lo que se encuentra amurallado son las casas, el espacio privado; mientras que por el espacio público, la ciudad, circula una amenaza feroz que justifica la altura de los muros, las cercas electrificadas, los rollos de púas, los guardas de seguridad tras los portones de hierro.

A la luz del día es difícil imaginar esos demonios contra los que toda protección parece poca. Y no puedo evitar recordar esas películas de vampiros que invadían las calles con la noche, obligando a los habitantes a refugiarse en sus casas, trancar las puertas y esperar aterrorizados la llegada del nuevo día.

Los peligros modernos portan rasgos atávicos, ancestrales. Quién sabe cuánto deberá pasar para que el espacio que comienza más allá de los muros de las casas vuelva a ser realmente público.

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La Puntilla: un Murillo cuyano /2007/11/la-puntilla-un-murillo-cuyano/ /2007/11/la-puntilla-un-murillo-cuyano/#comments Fri, 30 Nov 2007 11:15:15 +0000 /2007/11/30/la-puntilla-un-murillo-cuyano/ Seguir leyendo La Puntilla: un Murillo cuyano ]]> Capilla de la Virgen de la MercedUna pequeña parroquia de adobe pintada de amarillo se recorta contra la seca geografía de La Puntilla. Esa sola imagen justifica la pausa en el mediodía riojano, pero no la distingue de otras antiguas capillas de tantos pequeños pueblos agobiados por la sequía entre las Sierras de Velasco y las alturas del Famatina.

La Capilla de la Virgen de la Merced, sin embargo, guarda un secreto en el pequeño recinto: una pintura de Santa Lucía atribuída al pintor español Murillo.

Capilla de la Virgen de la Merced


La tela, que muestra el paso del tiempo y de manos probablemente inexpertas, es celosamente custodiada por la señora que porta las llaves de la pesada puerta del templo, y solicita que no haya fotos porque le han dicho que la pintura se arruina. Insistir en que el daño es provocado por el flash y no por la foto no ayuda mucho, pero finalmente admite una tímida y única toma que no le hace justicia ni al cuadro ni al recinto.

Quizás el cuadro sea apócrifo, quizás realmente haya sido pintado por el artista español. No creo que importe demasiado. La magia de encontrarlo en el lugar más inesperado lo hace merecedor de Murillo y nos vamos con esa esperanza.

Capilla de la Virgen de la Merced

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Tres breves de Taipei /2007/08/tres-breves-de-taipei/ /2007/08/tres-breves-de-taipei/#comments Fri, 10 Aug 2007 12:04:02 +0000 /?p=156 Seguir leyendo Tres breves de Taipei ]]> Uno: La primer sensación al caminar por las calles de Taipei es la de ser un analfabeto. No se trata de no entender la lengua, sino de ser incapaz de leer cartel alguno. Miles de letreros inundan las calles, todos incomprensibles para un occidental ignorante de la grafía del mandarín. Lo mismo con las denominaciones de las calles. Para llegar con éxito alguna parte es imprescindible conseguir que alguien escriba en ideogramas la dirección deseada, para exhibir ese papel a transeúntes, choferes de taxi, o quien sea que pueda ayudarnos en el camino.

Dos: Un joven en el metro llevaba una cartera con la imagen del Che. Como muchos jóvenes, podía comunicarse en inglés y amablemente accedió a un pedido del amigo Rataube a sacarnos una foto. No sin cierto cholulismo le explico que soy de la patria del Che y me mira sin comprender. “Del Che Guevara”, le explico, señalando la foto de Kordas que exhibía en su cartera. “No sé quién es”, explica el muchacho, “la llevo porque es cool”.

Tres: La última noche salimos a tomar una copa y llegamos a un bar con show en vivo de cuidadosa escenografía occidental. Es probable que esa estética estuviera pensada para atraer turistas, de hecho durante las pocas horas que estuvimos allí casi no hubo más que extranjeros. El grupo de música interpretaba conocidos éxitos de bandas norteamericanas y la bebida más popular era la cerveza Heineken. Curiosamente, el único toque oriental lo daba una extranjera, nuestra amiga Kizu Naoko de Japón, con un hermoso kimono.

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El mercado nocturno Shilin /2007/08/el-mercado-nocturno-shilin/ /2007/08/el-mercado-nocturno-shilin/#comments Wed, 08 Aug 2007 13:22:57 +0000 /?p=155 Seguir leyendo El mercado nocturno Shilin ]]>

Los mercados nocturnos forman parte de una milenaria tradición china. Se trata de grandes espacios públicos cuya actividad comienza antes del anochecer y continúa hasta bien entrada la noche, cuya principal actividad es la gastronomía.

En Taipei, durante Wikimanía, solíamos ir a uno de estos caóticos bazares llenos de gente y de los más diversos y extraños olores: el mercado Shilin.

Para llegar a este puesto en el que un habilidoso cocinero preparaba nuestra comida, había que pasar una cantidad de pequeños kioskos que preparaban comidas irreconocibles para un recién llegado de las antípodas. Un puesto ofrecía enormes chorizos de aspecto bien parecido a los criollos, pero con un olor tan distinto, fuerte y penetrante, que dudo que su gusto fuera siquiera cercano. No lo sabré nunca porque no tuve el valor suficiente como para probarlos.

La mayor parte de estos puestos preparaban frituras en enormes wok, pero al que íbamos gran parte de los wikimaníakos era al de la película, donde todo se cocinaba sobre una gran plancha de metal, a base de pescados y frutos de mar (salmón, langostinos y calamares), carne de vaca y de cerdo, y pollo, además de verduras saltadas en manteca (espárragos, brotes de soja y otras que no pude identificar); que acompañábamos con cerveza taiwanesa.

shilin market

De las frituras, nada puedo decir, pero todo lo que comí en este simpático puesto fue de muy rico a excelente. Si pasas por Taipei, no dudes en intentar encontrarlo.

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Taipei, allá vamos /2007/07/taipei-alla-vamos/ /2007/07/taipei-alla-vamos/#respond Tue, 24 Jul 2007 10:37:55 +0000 /?p=150 Seguir leyendo Taipei, allá vamos ]]> Hay un poema apócrifo atribuido a Borges que antes circulaba en posters adornados con imágenes bucólicas y ahora invade páginas web con ventanas de publicidad, en el que ese supuesto Borges -algo reblandecido, por cierto- reniega de, entre otra cosas, haber llevado su paraguas a todos lados.

Pues bien, ese supuesto Borges debería haber conocido al amable y previsor THD, pues ya me ha advertido que carece de sentido transportar un paraguas al otro lado del mundo cuando puede comprarse en Taipei por aproximadamente u$s 3.

Jamás hubiera preguntado por un paraguas, pero se ve que en esta época del año las tardes de Taiwán son lluviosas y THD incluyó en su amable consejo todo aquello que le ha parecido relevante.

Lo cierto es que según la Wikipedia, estamos en plena época de lluvias por influencia del monzón del suroeste.

Los 30º de temperatura promedio, sumados a la lluvia, auguran un ambiente húmedo parecido al de La Plata en el mes de marzo. En lo que hace al clima, supongo que me sentiré como en casa.

Dicen las notas de viajes de Wikimanía que el idioma puede ser una barrera importante, si bien muchos jóvenes dominan el inglés debido a una política de enseñanza de ese idioma que lleva algunos años. De todas maneras he estado recibiendo algunas instrucciones básicas de chino mandarín, especialmente las fórmulas de cortesía usuales. En mi experiencia, saludar en el idioma local cuando uno se encuentra en un país extraño, puede ser una llave mágica. Indica respeto y consideración por parte del visitante, y los anfitriones siempre consideran el esfuerzo que ese gesto conlleva. Veremos si allí funciona de la misma manera.

He recibido un “Call for photographers, writers and cameramen” de parte de la organización, solicitando que todo aquello que documentemos de Wikimanía sea publicado en un sitio colectivo, o bien agreguemos el tag Wikimania2007 a nuestras entradas de blog. Por lo pronto, ya he agregado esa categoría en este sitio.

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