Mi bisabuela nació en taparrabos, mi abuela también, ¿qué voy a saber yo de cómo se arreglan los mundos? Pero desde mi humildad y mi inconciencia creo que un pequeño pasito sería dejar de comprar discos de gente que ya murió. Esos discos tendrían que estar en todas las escuelas e institutos y universidades, porque es un legado de personas que se ganaron el don de la eternidad. Son secretos que debemos compartir, porque esas personas nos cuentan de cómo sobrevivir y continuar. Dejaron un mensaje para todos. No compremos discos de personas muertas, ¡que sus bisnietos pueden trabajar, cojones!
De Concha Buika en Crítica Digital.
Pues sí. Del mismo modo, los hijos de los fallecidos no deberían de quedarse con las casas de sus difuntos padres. Éstas deberían de pasar al dominio público, pues su valor arquitectónico tendrán. Que las casas de los difuntos se conviertan en museos y universidades para albergar las canciones de los difuntos. Y los bisnietos a la calle que ya pueden trabajar cojones.