O, como lo definió un usuario “soy el primer boludo al que le pasa”: CAPIF, en linea con la política de las grandes discográficas, está intimando a usuarios de programas de intercambio de archivos y forzando acuerdos extrajudiciales para que paguen importantes multas por bajar música de la web.
No se trata de una estrategia nueva, pero es nueva la nota de Rolling Stones con la crónica de los hechos.
Según la nota:
¿Cómo se saca la cuenta de cada demanda? Según informa el Sindicato de Autores y Compositores (SADAIC), el daño no sólo está dado por los temas que el usuario bajó y no pagó, sino porque los compartió: se proyecta sobre el número de temas incautados la cantidad de veces que esos archivos podrían haber estado al alcance de otros usuarios.
Sin embargo, ¿cómo saben cuántos temas compartió el desafortunado sin un seguimiento que cuente con la complicidad de los proveedores de internet y que en los hechos vulnera la privacidad de las comunicaciones? No lo dice la nota, ni indica que haya existido una orden judicial para realizar ese seguimiento a lo largo del tiempo.
Ya nos hemos referido a estas cuestiones en varias oportunidades, sin embargo la nota contiene algunas citas francamente impresionantes. Por ejemplo, dice Javier Delupí, director ejecutivo de la Asociación para la Protección de los Derechos Intelectuales sobre Fonogramas y Videogramas (APDIF):
“Los proveedores de internet abrieron la puerta, ahora tienen que reconocerlo y ayudarnos a cerrarla. La tecnología le dio poder al usuario y esto se convirtió en una dictadura del acceso”
Delupí, ¿hablás en serio o eso es parte de un guión? Si realmente creés que el poder lo han dado los proveedores entonces no has entendido en absoluto de qué se trata internet (su historia, su desarrollo, su arquitectura). No son los proveedores de internet los que modelaron su nivel de apertura, en todo caso serán los socios necesarios de quienes desean restringirla, tal como el caso vergonzante de los acuerdos Oliviennes impulsados por Sarkozy. Dictadura del acceso… ¿qué significa? En una país que muestra enormes desigualdades (de acceso a la tecnología y de las otras), hablar de dictadura del acceso suena tan a contramano de derechos y necesidades elementales que sería menester explicarla con algún detenimiento. Soltada así, graciosamente y sin contexto alguno, resulta francamente incomprensible, suena quizás a “dictadura de los derechos”.
Dice Pablo Máspero, director de Asuntos Jurídicos de CAPIF:
“Sabemos que no se puede parar un fenómeno tan grande como el download”.
Estamos de acuerdo, Máspero, no es ni técnica ni económicamente posible. Entonces: ¿por qué se pone el esfuerzo en campañas de persecución y castigo, en lugar de imaginar formas de aprovechar el fenómeno a favor de los músicos?
Pablo Cancelliere, marketing manager online y encargado de desarrollo de nuevas tecnologías en EMI, sostiene que:
“Parar la piratería es una decisión política. Internet, si querés, se corta de la noche a la mañana”.
No se sabe a quién le habla Cancelliere cuando utiliza el coloquial “si querés”. Pero siendo marketing manager online y encargado de desarrollo de nuevas tecnologías dudo que la afirmación sea producto de la ignorancia: debe existir algún cálculo detrás de semejante burrada. No en vano alguien dijo por ahí que la industria musical es una vieja esclerótica que añora aquellos años en que era imprescindible para la producción y distribución de música.
Ninguno de ellos dice que en la Argentina, la industria musical creció el 9,6% en el año 2007. A pesar de los jinetes apocalípticos del kazaa, del e-mule y del limewire. Siguen facturando, pero la política del apriete y de la amenaza parece ser la única respuesta creativa de los directivos que conducen a la vieja esclerótica.
El Usuario que baja algo de la red lo hace para uso personal inocuo, y las responsabilidades respecto del algun “perjuicio” no están bien definidas. Por lo tanto se debería responsabilizar hasta el mismo creador de Internet como coautor penalemente responsable y civil de cualquier acusación que se le pueda efectuar al curioso usuario de la internet.
Espero haber sido coherente, cosa que no creo.
Gracias por dejarme expresar !!!! libremente.
Ah me olvidaba puden copiar y archivar este comentario es Gratis !!!!
Ese Javier Delupí está fumando y de la peor, tanto que el humo le nubló el cerebro y ahora está pidiendo los “Acuerdos Oliviennes” o “Ley de los Tres Avisos” para Argentina. Necesita urgente un programa de reahbilitación.
Ignoto, no es tán así, no se puede acusar a alguien por crear una tecnología que puede ser usada con fines ilegales. Sería, como dice Beatriz Busaniche, como intentar castigar a Ford o General Motors porque sus autos pueden ser usados para atropellar o cometer delitos. ¡La tecnología no es delito ni instigadora del delito!