Ahora que se está comenzando a discutir la posibilidad de aplicar en Argentina un canon a todos los medios de almacenamiento digital al estilo del canon español, es bueno ver que en otros lados del mundo se discuten iniciativas más racionales.
¿Por qué decimos que la que se discute en la Argentina no es racional? Pues porque el concepto de copia privada (fundamento del canon) aquí no existe, porque supone torpemente que el único uso posible de un medio de almacenamiento digital consiste en realizar copias de obras protegidas por el derecho de autor y porque su implementación no supone el cese de la persecución contra quienes utilizan esos medios de almacenamientos para realizar copias de obras protegidas.
Es decir, subvierte escandalosamente el principio básico de la presunción de inocencia implementando un impuesto por si las dudas.
En cambio, en Canadá, donde se está discutiendo la alternativa que enlacé más arriba, los músicos parten por reconocer la posibilidad de difusión que supone internet y no intentan obstruirla con medidas fascistas de persecución que violan la privacidad de los internautas. En cambio, proponen gravar con una tasa pequeña el servicio de conexión a internet -no los medios de almacenamiento- y legalizar de manera completa el intercambio de archivos.
Se trata, en principio de un pacto más justo y equilibrado. Sigo imaginando complicada la manera de determinar la distribución de ese dinero (¿a qué músicos? en qué proporciones?), pero es de todas maneras un avance.
Vía Mangas Verdes.
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