Hace un año más o menos, cuando el país estaba sumido en una de las peores crisis de su historia, se puso de moda en los medios de información capitalinos la noticia de la desnutrición y la muerte infantil. Día a día se daban nombres y apellidos de niños que morían de hambre en tal o cual provincia. Tan de golpe como aparecieron, esas noticias no salieron más y usted y yo sabemos que los niños se morían desde antes y se siguen muriendo ahora, pero ya no es dato que venda ejemplares o aumente el rating de los programas; “ya fue”? dicen los adolescentes.
Así comienza Javier Castrillo su libro “De la tierra al barro” donde en emotivos aguafuertes retrata al sufrido pueblo Pilagá y la experiencia de un grupo bautizado Mattagoy que ha intentado, durante muchos años, acercar su mano a los tenaces sobrevivientes de una tragedia que aún no cesa.
Javier publicó el libro en el 2004 y ahora lo pone a disposición en versión digital con una licencia Creative Commons Reconocimiento – No Comercial – Compartir Igual. Lo producido por la venta de la versión impresa del libro ha sido destinada a esta comunidad que habita en la provincia de Formosa.
Poco queda del pueblo Pilagá: se calcula que menos de diez mil entre hombres, mujeres y niños es la población actual de esta comunidad que a pesar de las penurias, la miseria y la agresión criminal, conserva con obstinación su idioma, que es al mismo tiempo bandera de identidad.
“De la tierra al barro” es un testimonio escrito desde las entrañas, pero al mismo tiempo con trazos de poesía y destellos de optimismo a pesar de la desolación. Muy recomendable: no sólo por la calidad literaria, sino también para recordar cosas que todos sabemos y que todo el tiempo intentamos olvidar.