Antes de ir al grano, me interesa aclarar dos puntos del post anterior que pueden inducir a error: el primero, que no todos los personajes de estas latitudes que buscan presencia en la web ignoran el para qué de dicha búsqueda; el segundo, que no todos los que ofrecen soluciones son analfabetos funcionales. Por ejemplo, las webs corporativas suelen evitar los errores más groseros, lo que señala la existencia de alguien que sabe qué es lo que quiere y de alguien capaz de implementarlo.
En la serie de Buscando desesperadamente a Beto, me ciño más bien a las webs personales, a los sitios de gente necesitada de comunicar algo o de ocupar un espacio en el universo ciberespacial: políticos, periodistas, comunicólogos en general; y a quienes muchos de ellos deciden otorgarles la responsabilidad de materializarlo en un sitio web.
Una de las fantasías recurrentes de todo personaje que decide que debe tener su propia web de promoción, es que cuanto más movimiento, sonido y sofisticación tenga su sitio, cuantos más recursos multimedia involucre, cuanto más se parezca su web a la MTV, mejor.
Quizás el sitio en cuestión sea el de un concejal que necesita comunicarse con sus vecinos. No importa, alguien le ha mostrado el sitio de Cuatro Cabezas y nuestro concejal tiene la peregrina idea de que su web debe parecerse, so pena de iniciar su presencia en internet con un sitio decadente.
El “experto” al que se acude a continuación probablemente no dirá:
- Que su público primario son sus propios vecinos y que las conexiones locales a internet son de malas a pésimas.
- Que con conexiones poco confiables las páginas abarrotadas de bonita multimedialidad tardarán larguísimos segundos (quizás minutos) en descargarse.
- Que equipos algo obsoletos y/o con pocos recursos arrastrarán su página de inicio con el mismo esfuerzo que una canoa remolcando al Titanic.
- Que distintas configuraciones de pantalla provocarán resultados inesperados -y poco felices- en la visualización de su sitio.
- Que los buscadores evitarán indexarlo y que -a menos que se disponga de ingentes recursos publicitarios- eso equivale a la inexistencia.
- Pero sobre todo, evitarán decirle que no es Cuatro Cabezas.
Nuestro personaje -conozco decenas- culminará con un sitio desarrollado enteramente en Flash, que, es justo decirlo, impacta de manera muy favorable en la pantalla del diseñador/programador. Arrancará con unos cuantos cientos de visitas diarias debido al evento de lanzamiento del sitio y a la gacetilla de prensa correspondiente, Antes de terminar la primer semana, las estadísticas habrán descendido bruscamente a cero (descontemos las realizadas por el protagonista del sitio o por su secretaria), y a los dos meses de tristeza y soledad, el sitio habrá muerto de olvido -aunque nadie se tomará el trabajo de darle piadosa sepultura y allí quedará, en estado vegetativo, hasta que expire el contrato de hosting.
Y como la fantasía de la MTV propia nunca viene sola, aprovecho para adelantar el próximo post de esta saga: “I want mi MTV gratis“.
Continúa en: BdaB III: I want my MTV gratis