Videojuegos políticos

Como puede leerse en el informe del grupo periodístico Four Corners, pasar por el centro de detención de Woomera es una experiencia traumática, no sólo para los detenidos sino para los que trabajan allí y parecería que también para la periodista que logró atravesar el blindaje de sus muros y la política de mantener en secreto todo lo que sucede allí adentro.

Woomera, en la vida real, es uno de los cuatro campos de concentración que Australia mantiene para regular su política inmigratoria, especialmente para frenar el ingreso de refugiados. La ONU ha denunciado en varias oportunidades el trato degradante e inhumano que padecen los prisioneros. En la ficción, Escape from Woomera, desarrollado por activistas australianos, es un videojuego que combina acción, vértigo y denuncia política.

Escape from Woomera

En el año 2002, un documentalista y dos artistas digitales decidieron utilizar este medio para denunciar las condiciones de vida de los prisioneros de Woomera, y han contado con el apoyo financiero de un centro federal australiano que auspicia iniciativas artísticas (el Australian Council), pese a la oposición del Ministro de Inmigración Phillip Ruddock.

El ministro también ha dicho, con innegable jactancia, que “nadie escapa de mi centro de detención”, sin embargo las fugas de esta prisión gerenciada por una sociedad americano-danesa que proclama ser “la empresa más importante del mundo en servicios de seguridad” también existen en la realidad, como refleja el diario The Sunday Morning Herald. Para retratar con fidelidad la vida en prisión han entrevistado a familiares de prisioneros, ex detenidos y a antiguos trabajadores del centro de detención. Han debido sacar de contrabando un croquis de las instalaciones realizado por los mismos detenidos. El objetivo era que toda la información que se ofrece a los jugadores reflejara con exactitud y con todo detalle la realidad cotidiana de Woomera.

Escape from Woomera no es el único videojuego con inquietudes políticas, sino uno más que viene a ratificar una tendencia de esta nueva modalidad de manifestación política. En una completa reseña, la Petite Claudine hace este repaso:

  • Bordergames es un juego desarrollado por jóvenes magrebíes que viven en Madrid. El juego reroduce la odisea diaria de encontrar casa, comida y trabajo.
  • Corridos remite a una forma típicamente mexicana de relato cantado, en su uso tradicional servía para comunicar noticias de poblados distantes, en su forma moderna, narra las aventuras de los narcotraficantes en su ir y venir por la frontera de México y Estados Unidos. En el video juego se encuentran todas las complejas circunstancias de una frontera caliente, con todos los intercambios imaginables en las dos direcciones incluyendo, por supuesto, el tráfico de seres humanos.
  • 9-11 Survivor es un videojuego que intentó darle una dimensión humana al atentado a las torres gemelas. Sus creadores fueron amenazados de muerte de forma reiterada y llegaron hasta la portada del suplemento de cultura del New York Times.
  • Septiembre 12th, y MADRID, de los uruguayos de Newsgaming hacen foco sobre las víctimas civiles del terrorismo y de las cruzadas que pretenden combatirlo. Los responsables de Newsgaming afirman que “los videojuegos no son simplemente un divertimento. [...] también puede hacernos pensar acerca de las cosas que suceden en el mundo”.
  • En Underash un joven palestino debe enfrentar a los soldados israelíes armado con una piedra. A medida que el jugador logra avanzar en el juego, su armamento se va haciendo más poderoso.

Y hay muchos más: juegos antiglobalización, juegos hiperrealistas que funcionan como propaganda de la guerra santa emprendida por Bush (donde jamás aparecen víctimas civiles), que reproducen poblados a partir de fotos satelitales e imágenes de la CNN; juegos para todos los gustos, ninguno inocente, ninguno pretende ser inocente. Bienvenido a la más reciente arma política y documental.



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