El 1º de noviembre, en la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires, se presentará el libro “¿Un mundo patentado? La privatización de la vida y el conocimiento“. El libro, disponible en la web, aborda la relación entre tecnología digital y los avances en biotecnología, y especialmente sobre las nuevas relaciones de propiedad que afectan a la información, el arte y el conocimiento.
Nunca más oportuno el debate sobre las nuevas rejas que se están montando sobre la ciencia y la tecnología, y nunca más oportuno que estos debates se comiencen a dar también en ámbitos políticos. Es que a veces parece ser que muchos políticos sucumben a la tentación de considerar que estas cuestiones son propias de tecnócratas, cuando en realidad de lo que se está discutiendo es del poder, la economía y la vida misma. Marcelo Elías, el anfitrión de este debate, ya ha dado muestras de no ser de los que esquivan el bulto llevando a la Legislatura a personajes como Richard Stallman, Jon Maddog Hall y Roberto Di Cosmo.
Y decía: nunca más oportuno este debate en momentos en que las portadas de los diarios del mundo dan cuenta del riesgo de pandemia que se cierne sobre el horizonte: los jinetes del apocalipsis ahora montan sobre aves de corral y la humanidad cuenta con escasas defensas. Sólo cuatro antivirales, y el más eficaz de ellos, inaccesible: su dueño, la farmacológica suiza Roche, se niega a compartir la patente.
En las sociedades modernas, el derecho de propiedad, como todos, se fundamenta en su función social, no en un mandato divino. Se supone que es beneficioso para la sociedad que existan ése y otros derechos y deberes. Puede discutirse (y de hecho, hace siglos que está en debate) si en efecto el derecho de propiedad acarrea -o no- más beneficios que perjuicios, y hasta ahora gran parte de la humanidad ha considerado que el balance global es positivo. Pero este derecho de propiedad que reivindica el laboratorio Roche carece de toda justificación ideológica, política y sobre todo moral. Es hora de que comencemos a interrogarnos seriamente acerca de la apropiación abusiva del conocimiento.
Muy oportuno el debate aunque no tanto,se tendría que haber dado meses atras no ahora sobre el problema.Siempre pasa lo mismo se discute sobre el problema y le quita credibilidad al debate porque parece fruto de la euforia y demas.
Julio, no sé bien a qué se refiere con lo de la oportunidad de este debate. Sólo quiero señalarle que este artículo fue publicado en octubre de 2005, es decir, no meses atrás sino años atrás. Un abrazo.